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29 de marzo de 2021

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Simulacros de caballería

Fuente/Source: Diana Gabaldon


 () se había ofrecido a levantarse temprano -muy temprano- para preparar la enorme cantidad de gachas y brose para la milicia. El tibio y cremoso aroma subió por las escaleras y me despertó como una suave mano en la mejilla. Me estiré con pereza en la cama tibia y me di vuelta, disfrutando la imagen de Jamie, piernas largas como una cigueña y completamente desnudo, inclinado sobre el lavatorio para mirarse en el espejo mientras se afeitaba a la luz de la vela. El amanecer no era más que el desvanecimiento de las estrellas fuera de la oscura ventana.

"¿Te estás engalanando para la pandilla?" pregunté. "¿Piensas hacer algo formal con ellos esta mañana?"

"Sí, simulacros con los caballos. Hoy solo serán los jinetes. Con Arbol Alto, tendremos veintiuno". Me sonrió desde el espejo, sus dientes tan blancos como el jabón para rasurarse. "Los suficientes para una redada de ganado".

"¿Cyrus puede montar?" Eso me había sorprendido; los Crombie, Wilson, MacReady y Geohagen eran todos campesinos pescadores que habían venido -solo Dios sabía en qué circunstancias- a nosotros desde Thurso. Estaban, en su mayoría, abiertamente aterrados por los caballos, y casi ninguno de ellos podía montar uno.

Jamie movió la navaja cuello arriba, estiró la cabeza para evaluar los resultados, y se encogió de hombros. 

"Lo averiguaremos".

Enjuagó la navaja, la secó en la toalla y usó la misma para secarse el rostro.

 "Si quiero que se tomen las cosas en serio, Sassenach, es mejor que ellos crean que son capaces".

(Fin de la sección)

El cielo había comenzado a aclararse, pero aún estaba oscuro y solo un puñado de hombres estaban reunidos cuando Cyrus Crombie llegó colina abajo saliendo de entre los arboles. Los hombres lo miraron con sorpresa, pero cuando Jamie le dio la bienvenida, todos asintieron y murmuraron Maddain math o gruñieron en reconocimiento. 

"Aquí, muchacho" dijo Jamie, colocando una taza de madera con brose caliente en la mano de Arbol Alto. "Calienta el estómago, y luego ven a conocer a Matilda. Le pertenece a Frances, pero la muchacha dice que está dispuesta a prestarte la yegua hasta que podamos encontrarte tu propio caballo".

"¿Frances? Oh. Yo... yo... se lo agradezco". Arbol Alto brilló un poco y miró de reojo y con timidez hacia la casa, y luego hacia el caballo. Matilda era una yegua grande, robusta y de espalda ancha, y de un temperamento gentil.

También había llegado el joven Ian, con pantalones de gamuza y chaqueta, su cabello amarrado en una coleta que le caía por la espalda. Echó una mirada al grupo de hombres, asintiendo con la cabeza, luego vino por su propia taza de brose, levantando una ceja en dirección de Cyrus.

"Arbol Alto se unirá a nosotros, a bhailach", dijo Jamie de manera casual. "¿Le mostrarías la manera de hacerlo, colocar la montura y la brida de Matilda, mientras digo a los hombres qué es lo que haremos hoy?"

"Sí", contestó Ian, tragando el caliente caldo de cebada y exhalando una nube de vapor blanco. "¿Y qué es lo que haremos hoy?"

"Similacros de caballería". Esta revelación hizo que Ian arqueara ambas cejas y mirara por sobre su hombro al grupo de hombres, que lucían exactamente como lo que eran, campesinos. Todos eran dueños de caballos, y eran capaces de cabalgar desde Salem hasta el cerro sin caerse del mismo, pero más allá de eso...

"Simulacros de caballería simples", aclaró Jamie. "Cabalgar despacio".

El joven Ian miró pensativo a Cyrus, de pie y prestando ansiosamente atención.

"Sí" dijo. Y se persignó. 

 

Gracias a Alison Hawkworth por las preciosas abejas en una flor de magnolia.

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