28 de febrero de 2018

Viajes en el Tiempo: William [SPOILERS ECOS DEL PASADO]

Ecos de Pasado, capítulo 36: El Great Dismal




«Había oído a las rocas hablando consigo mismas en Helwater, en el Distrito de los Lagos, el hogar de sus abuelos maternos. En medio de la niebla. No se lo había contado a nadie.
Se movió ligeramente y notó algo justo bajo la barbilla. Se dio un manotazo en ese lugar y descubrió una sanguijuela que se le había adherido al cuello.


La desprendió con repugnancia y la arrojó tan lejos como pudo entre la niebla. Palpando todo su cuerpo con manos temblorosas, volvió a ponerse en cuclillas, intentando repeler los recuerdos que acudían en oleadas con la bruma que se arremolinaba. Había oído a su madre —su madre de verdad— susurrárselo también. Por eso se había adentrado en la niebla. Estaban de picnic en las montañas, sus abuelos, y mamá Isobel y unos amigos, con algunos criados. Cuando bajó la bruma, de improviso, como sucedía a veces, todos se apresuraron a recoger las cosas del almuerzo y lo dejaron solo, observando el inexorable muro blanco avanzar hacia él.


Y habría jurado que había oído susurrar a una mujer, demasiado bajo como para poder distinguir las palabras, pero con una gran sensación de añoranza, y había sabido que le hablaba a él.
Y se había alejado en medio de la niebla. Por unos momentos, se sintió fascinado por el movimiento del vapor de agua a ras de suelo, la forma en que oscilaba y brillaba y parecía estar dotado de vida. Pero, entonces, la bruma se volvió más impenetrable y supo que se había perdido.


Llamó. Primero a la mujer que pensó debía de ser su madre. «Los muertos acuden con la niebla.» Eso era casi todo lo que sabía de su madre, que estaba muerta. No era mayor de lo que era él ahora cuando murió. Había visto tres retratos suyos. Decían que había heredado de ella el pelo y su buena mano con los caballos.


Le había contestado, juraría que le había contestado, pero con una voz sin palabras. Había sentido la caricia de unos dedos fríos en la cara, y había seguido vagando, extasiado.


Entonces cayó, aparatosamente, rodando sobre las rocas hasta acabar en una pequeña oquedad, magullándose y quedándose sin respiración. La bruma se onduló por encima de él pasando de largo, apremiante en su prisa por engullirlo todo mientras él yacía aturdido y sin aliento en el fondo de su pequeño declive. Y entonces empezó a oír murmurar a las rocas a su alrededor, y se arrastró hasta ponerse en pie y luego corrió, lo más rápidamente que pudo, gritando. Volvió a caer, se levantó y siguió corriendo.


Se precipitó contra el suelo, incapaz de seguir adelante, y se acurrucó aterrorizado y ciego sobre la hierba áspera, rodeado de un vasto vacío. Y, en aquel momento, los oyó llamarlo, unas voces que conocía, e intentó responder a gritos pero tenía la garganta irritada de tanto chillar y no emitió más que roncos ruidos desesperados, corriendo hacia el lugar del que pensaba que procedían las voces. En medio de la niebla, el sonido se mueve y nada es como parece: ni el sonido, ni el tiempo ni el espacio.


Una vez, y otra, y otra más, corrió hacia las voces pero cayó sobre algo, tropezó y rodó por una cuesta, chocó contra unos recrecimientos rocosos y se encontró agarrado al borde de una escarpa, con las voces ahora a sus espaldas, extinguiéndose en la niebla, abandonándolo.


Mac lo había encontrado. Una mano grande que lo agarró apareció de repente y, al cabo de un minuto, estaba en pie, magullado, lleno de arañazos y sangrante, pero aferrado a la áspera camisa del mozo de cuadra escocés, cuyos fuertes brazos lo sujetaban como si no fueran a soltarlo nunca.»



Diana Gabaldon aclara nuestras dudas con respecto a este momento en la vida de William:

"Bien, no sabemos si Willie está exactamente oyendo las rocas; él tiene 3 años (él piensa que tenía 5 en ese momento, pero era un poquito anterior a sus recuerdos) y se perdió en la neblina e imaginó que oía la voz de su madre. Tranquilamente podría haber imaginado oír también las rocas."

Luego en otro comentario dentro de la misma publicación en Compuserve, Diana Gabaldon agrega: "William tiene  mucha imaginación y un poco del don de Jamie para las expresiones poéticas (sonrisa). No, él no puede viajar en el tiempo."


Fuente/Source: Diana Gabaldon en Compuserve y Karen Henry en Outlandish Observations

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9: Correspondencia difícil

#DailyLines #VeYDiALasAbejasQuePartí #NoMantengasLaRespiración #QuedaUnPoco #LaTerceraTemporadaSaldráProntoEnDVD #EsoTeMantendráOcupadoUnRato


 


Fuente/Source: Diana Gabaldon

John Grey tomó su cortaplumas -una navaja pequeña encastrada en palisandro y extremadamente afilada- y cortó una pluma nueva con una sensación de anticipación. A lo largo de su vida recordaba que había escrito a Jamie Fraser más de un centenar de cartas, y siempre había experimentado un pequeño -escalofrío- ante la idea de la inminente conexión- no importaba qué tipo de conexión pudiera ser. Siempre sucedía, no importaba si las cartas eran escritas en amistad, afecto- o inminente peligro, enfadado, o encendido en deseo que se elevaba en llamas y olor a quemado, que dejaba ceniza amarga tras de sí.

Ésta, sin embargo, sería diferente.

(Fecha)

A Jamie Fraser, Cerro Fraser
Colonia Real de Carolina del Norte

escribió, imaginando a Jamie en el habitat salvaje que había escogido, con las manos fuertes y lisas con callos, y su pelo recogido atrás con un lazo de cuero, compañero de Indios, lobos y osos. Y sus pertrechos femeninos, seguramente.....

De Lord John Grey (calle,casa)
Savannah, Colonia Real de Georgia

Quería seguir con el saludo, "Mi querido Jamie", pero todavía no se había ganado el derecho de hacerlo. Lo haría.
"En otros mil años más o menos....." murmuró mojando la pluma de nuevo. "O....quizás antes."
¿Debía ser, "General Fraser"?

"Ja," murmuró. No tenía sentido ponerle en contra a priori.....


Copyright 2018 Diana Gabaldon.
(Y gracias a Cheryl Brady por esta preciosa foto de una abeja)

8 de febrero de 2018

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Sobre agujeros, retretes y familia

#DailyLines #LibroNueve #VeYDileALasAbejasQuePartí #preocupacionesprácticas #CuantosAgujeros



Fuente/Source: Diana Gabaldon

Roger había visto como Jamie desaparecía silenciosamente entre las sombras de detrás de la chimenea a medio construír, y había asumido que iba a hacer pis. Pero cuando no apareció en unos minutos, Roger se separó de la conversación- en este momento centrada en la infinitas posibilidades del eventual nombre real del pequeño Oglethorpe- y siguió a su suegro en la oscuridad.

Encontró a Jamie de pie en el borde de un gran agujero rectangular en el suelo, perdido evidentemente en la contemplación de su profundidad.

"¿Nuevo retrete?" preguntó señalando el pozo. Jamie miró hacia arriba, sonriendo al verle, y Roger sintió una oleada de calidez, más grande de lo que se pudiera pensar.

"Sí, solo quería que fuera el normal, ya sabes, con un solo asiento." Jamie señaló el agujero, con los últimos rayos de sol tocando su pelo y su piel con una luz dorada. "Pero con cuatro más-¿ y quizás más, a su tiempo? como dijisteis que os quedarías, quiero decir." Miró de reojo a Roger y la sonrisa volvió a aparecer.

"Luego está la gente que viene a ver a Clarie, también. Uno de los chicos Crombie vino la semana pasada, para conseguir un remedio para un caso de diarrea, y se pasó tanto tiempo gruñendo en el retrete de Bobby Higgins que la familia tuvo que ir al bosque, y puedo asegurarte que Annie no se alegró mucho del estado en el que dejó el retrete."

Roger asintió.

"¿Por lo tanto pretendes hacerlo más grande o hacer 2 excusados?"

"Sí, esa es la cuestión." Jamie parecía contento de que Roger había captado la esencia de la situación tan rápido. "Mira, la mayor parte de los sitios con familias tienen un excusado que acomoda a dos al mismo tiempo- los MacHughes tienen un retrete con tres agujeros y también es bonito por cierto; Sean MacHugh es el tipo de hombre que tiene sus habilidades, y eso es bueno con siete muchachos. Pero el tema es...." Frunció un poco el ceño y se volvió para mirar el fuego, que se ocultaba detrás de la voluminosa chimenea. "La mujeres, ¿sabes?"

"Claire y Brianna, quieres decir," Roger captó el significado de lo que Jamie quería decir. "Sí, ellas tienen el sentido de la privacidad. ¿Pero un pequeño pestillo por dentro de la puerta....?"
"Sí, pensé en ello." Jamie lo desechó con la mano. "El problema es más sobre lo que ellas piensan sobre los....gérmenes." Pronunció la palabra con mucho cuidado, y miró rápidamente a Roger para saber si lo había dicho bien, o como si no estuviera seguro de que fuera la palabra correcta para empezar.

"Oh. No había pensado en eso. Piensas que las heces de la gente que viene- ellos podrían dejar...." señaló con su mano el agujero.

"Sí. tenías que ver cuando Claire insistió en verter agua hirviendo y lejía en el excusado de Annie y echar posteriormente trementina después de que Crombie se fuera," se estremeció ante el pensamiento, "si ella tuviera que hacerlo cada vez que tenemos gente en nuestro retrete, todos nosotros cagaríamos en el bosque también."
Se rió ante la idea, al igual que Roger.

"Ambos, entonces," dijo Roger. "Dos agujeros para la familia, y un excusado separado para las visitas-o para la enfermería- dicen que es conveniente. No querrás parecer presuntuoso por no permitir que la gente use to propio retrete."

"No en absoluto." Jamie vibró levemente y luego se quedó quieto mirando hacia abajo con una sonrisa en su rostro. El olor a tierra húmeda recién excavada y madera recién cortada se elevó alrededor de ellos, mezclado con el olor del fuego, y Roger pudo casi imaginar la casa haciéndose presente en el humo.

Jamie dejó de lado lo que estaba pensando y giró su cabeza para mirar a Roger.

"Te eché de menos, Roger Mac," dijo.


2 de febrero de 2018

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9: El tercer padre de William (continuación)




#DailyLines #LibroNueve #VeYDileAlasAbejasQuePartí #flashback #WilliamTieneDiecisiete #¿YQuéHaySobreSuTercerPadre?

Fuente/Source: Diana Gabaldon

La galería superior de Ellesmere. Una amplia y cuadrada escalera abierta que lleva al segundo piso. En esta parte el techo se elevaba encima de sus cabezas, y una galería rodeaba la escalera por sus tres caras, con grandes ventanales en un lateral y varios retratos en sus tres paredes.

"Isobel me contó que fue pintada poco después de su boda," dijo Lord John, señalando con la cabeza el retrato de una joven y bella mujer. El pintor no había sido especialmente diestro -el pelo de la mujer era simplemente oscuro; de un color entre el marrón y el negro, y su vestido torpemente reproducido- pero William reconoció su rostro; el mismo rostro que había visto cada día durante años en una miniatura que había llevado consigo a Londres, al colegio, y que ahora llevaría consigo al ejército.

Pensó que quizás el pintor había estado enamorado de ella ya que el rostro había sido hecho con cuidado y sentimiento.

"Alguien me dijo que tenía su boca," dijo él suavemente como si no quisiera asustarla.

"Es cierto," dijo Lord John elevando una ceja. "¿Quién te lo dijo?"

"Mamá Isobel," se alejó del retrato sintiéndose mal de repente. "Parece raro verla -a Mamá Geneva- aquí, sola." Había varios retratos de ella en Helwater -pero siempre estaban hechos con su hermana menor, con sus padres. Incluso los retratos de ella sola estaban siempre al lado de retratos similares de Isobel.

"Sí, es verdad." Lord John habló en voz baja también. Ahí arriba estaba silencioso como una iglesia, una ilusión realzada por las altas y silenciosas vidrieras de colores. _Y por el hecho de que todo el mundo de las pinturas estaba muerto_....

Se volvió inquieto hacia la pared opuesta, al otro lado del hueco abierto de la escalera. La pared estaba dominada por un gran retrato de un hombre mayor con su peluca formal y la túnica de Conde. No era mal parecido para su edad, pensó William. Un poco duro, por su expresión. El pensamiento hizo sonreír a William. 
"Ese es, ¿verdad? ¿Mi padre?"

"El octavo conde de Ellesmere," dijo Lord John señalando con la cabeza el retrato. "Ese retrato fue realizado unos diez años antes de su muerte"

Su padre--se detuvo sintiéndose extraño. Ahí estaba, de pie junto a su padre, el único padre que había conocido, hablando sobre su verdadero padre, al que nunca había conocido. Y nunca lo haría, supuso. Miró a Lord John.

"¿Cómo era? ¿lo conociste?"

Lord John apretó los labios y sacudió la cabeza.

"Lo vi una vez. En Londres, hace muchos años. Nos encontramos por sorpresa en los jardines durante un baile o algo parecido, y tuvimos una breve conversación." Se detuvo, arrugó el entrecejo pensativo y entonces miró a William sonriendo un poco.

"Iba a decir, `ese tipo de conversación que tienes con un total desconocido en esas circunstancias´ pero sabes...no fue realmente así. Él..." señaló con la cabeza el retrato, de una forma que William pensó era respeto. "Él no era muy dado a las formas corteses. Que, como pronto descubrirás, están hechas para esconder los verdaderos pensamientos. Pero el viejo Rudyard no era alguien al que le molestara esconder sus pensamientos. En absoluto."

Sonaba prometedor, pero William simplemente alzó una ceja no queriendo descarrilar la aparente corriente de pensamiento de su padre con una pregunta directa. Lord John captó la mirada, y -para sorpresa de William- rió.

"Le gustaban las mujeres," dijo Lord John "en el sentido físico; no era el tipo de hombre que se hiciera amigo de una mujer. Lo primero que dijo fue `¿ves aquella del vestido violeta?´`¿crees que su pecho es real?`

"¿Lo era?"

Lord John tosió circunspecto.

"Opiné que si lo fuera, creía que enseñaría más. Estuvo de acuerdo conmigo, y pasamos varios momentos agradables en sincera evaluación  de nuestros compañeros invitados antes de que nuestra anfitriona apareciera y me obligara a bailar con alguien."