26 de mayo de 2014

Adelanto de "Written in My Own Heart's Blood" (Octavo Libro)

La publicación original en inglés se encuentra en la página de Facebook de Diana Gabaldon.
Traducción: Patricia Ransom.
 

Rocié más agua sobre la capa de muselina y me senté en el pequeño sillón al lado de la cama, inhalando la saturada atmósfera con cautela pero con una pequeña y agradable sensación de placer ilícito. Hal me había contado que tenía la costumbre de fumar hojas de cáñamo para relajar sus pulmones y parecía ser efectivo. Había dicho "cáñamo" y eso era lo que sin duda había estado fumando; la droga no se plantaba en Inglaterra y habitualmente se importaba.

Yo no tenía ninguna hoja de cáñamo en mi suministro médico pero tenía un buena cantidad de marihuana, que John había adquirido de un comerciante en Filadelfía que tenía dos barcos. Era útil en el tratamiento del glaucoma, como había aprendido cuando traté a Jocasta, la tía de Jamie. Aliviaba las nauseas y la ansiedad- y tenía usos ocasionalmente no médicos, como John me había informado, para mi diversión.

Pensar en John, me produjo una pequeña sensación interna de mareo, sumada a mi ansiedad por Jamie, y tomé aire, respirando deliberadamente el dulce y picante aroma. ¿Dónde estaba? ¿Qué había hecho Jamie con él?

"¿Alguna vez haces tratos con Dios?" La voz de Hal salió calmada de entre la la penumbra.

Sabía de forma inconsciente que no dormía, por lo que no me sorprendí

"Todo el mundo lo hace" dije. "Incluso la gente que no cree en Dios, ¿tú no?"

Hubo bufido de risa seguido de tos, pero paró de forma rápida. Quizás el humo estaba ayudando.

"¿Tienes algún tipo de trato en mente?" Pregunté tanto por curiosidad real como para entablar conversación

"No vas a morir, lo sabes. No te voy a dejar"

"Sí, lo dijiste" replicó de forma seca. Después de un momento de duda, se giró para ponerse frente a mí. "Te creo" dijo formalmente "Y.....gracias."

"De nada. No puedo dejar que mueras en casa de John, ya sabes, se molestaría"

Sonrió, su cara era visible por el resplandor del brasero. No hablamos durante un rato pero nos miramos, sin casi ser conscientes, ambos calmados por el humo y el canto de los grillos fuera. El sonido de las ruedas de los carros había cesado pero todavía había gente pasando. Seguro que reconocería el sonido de los pasos de Jamie, sería capaz de distinguirlos incluso entre un montón de.......

"Estás preocupada por él, ¿verdad?" me preguntó "John"

"No" dije rápidamente, pero vi como enarcaba una ceja y recordé que él me tenía por una mala mentirosa.

"Es sólo....... Estoy segura que está bien. Pero esperaba que estuviera en casa ya. Y con tanto alboroto en la ciudad......" Hice un gesto con la mano hacia la ventana. "Nunca se sabe lo que puede pasar, ¿verdad?"

1 comentario:

  1. Me parte el corazón leer sólo pequeños párrafos. Quiero la noveeeeeeela.

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