3 de agosto de 2020

#DailyLine (Adelanto) libro 9. Breve lección de gaélico

Fuente/Source: Diana Gabaldon
 


#DailyLines #Veydilealasabejasquepartí #notieneunfinaltriste #dinnafash #noestáterminado #pronto #mientrastrando #unapequeñaleccióndegaélico

Jamie se despertó la mañana siguiente en una cama vacía, suspiró, se estiró y salió de ella. Había soñado placenteramente sobre las naves de Aquiles y quería contárselo a Claire. Se sacudió los restos del sueño y fue a lavarse tomando nota mentalmente de algunas cosas que había soñado para no olvidarlas. Con suerte ella regresaría antes de la cena.

"¿Señor Fraser?" un delicado golpe en la puerta y la voz de Frances. "Su hija dice que el desayuno está listo".

"¿Sí?" No olía a nada sabroso pero estar "listo" era un término relativo. "Voy, muchacha. Taing".

"¿Tang?" dijo sorprendida. El sonrió, se metió una camisa por la cabeza y abrió la puerta. Estaba allí de pie como un campo de margaritas, delicada pero firme en su tallo, y le dedicó una reverencia.

"Taing" dijo pronunciando tan despacio como pudo. "Significa gracias en gaélico".

"¿Está seguro?" dijo ella frunciendo el ceño ligeramente.

"Lo estoy" le aseguró. "Moran taing significa "muchas gracias" si quieres algo más enfático".

Un pequeño rubor coloreó las mejillas de la joven.

"Lo siento- no quería decir que no estuviera sssseguro. Claro que lo está. Solamente es que Germain me dijo que gracias se decía "tabag leet". ¿no es correcto? puede que me estuviera tomando el pelo pero no lo creo".

"Tapadh leat" dijo reprimiendo las ganas de reír. "No, es correcto; es solo que Moran taing es....informal, si se puede decir así. La otra fórmula es si quieres ser más formal. Si alguien te salva la vida o paga tus deudas, entonces sí, debes decir "Tapadh leat", si alguien te pasa el pan en la mesa, dices "taing", ¿de acuerdo?"

"De acuerdo" dijo automáticamente y el rubor se intensificó cuando él sonrió. Le devolvió la sonrisa y él la siguió escaleras abajo pensando en lo extrañamente encantadora que era, se mostraba reticente pero no era tímida en absoluto. Supuso que nadie podía ser tímido si había crecido con la expectativa de convertirse en prostituta.

[Gracias a Vicki Wendling por esta maravillosa foto de abeja]





27 de julio de 2020

8 cosas que la propia autora de Outlander, Diana Gabaldon, nos ha contado sobre el fantasma de Jamie

Fuente/Source: The Dipp




8 cosas que la propia autora de Outlander, Diana Gabaldon, nos ha contado sobre el fantasma de Jamie

POR CAITLIN GALLAGHER

Diana Gabaldon ha estado respondiendo durante décadas a las distintas preguntas de sus lectores sobre su increíblemente popular saga de Outlander, pero la única cosa por la que los fans le preguntan una y otra vez es el fantasma de Jamie. 

Se podría pensar que la autora, que respondió a mi petición de charlar con ella cuando estaba fuera de su casa visitando a su hija, estaría ya harta del tema, pero tengo buenas noticias: nada más lejos de la realidad. Gabaldon se muestra encantada de hablar sobre el misterioso y mítico fantasma que ha creado. Aunque lleve haciéndolo durante más de 25 años. 

Decidimos ponernos en contacto cuando volviera a su casa de Scottsdale, Arizona, y cuando le dije que la llamaría desde la Costa Este, me explicó amablemente las reglas para ahorrar luz vigentes en su estado: "Arizona no aplica el cambio de horario para ahorrar luz, así que el resto del país tiene que tenerlo en cuenta y acordarse de nosotros dos veces al año", me escribió en un correo electrónico. 

Incluso me dió su número de teléfono fijo en caso de que su móvil no funcionara: "acabo de comprarme un móvil nuevo y todavía no he hecho ninguna llamada", me dijo. 

Su atención al detalle y su cuidadosa planificación no sorprende a ningún fan de Outlander. Y su disposición para hablar del libro y de los personajes que ha creado tampoco va a ser una sorpresa.

Gabaldon es clara como el agua cuando se trata de su libro; está muy conectada con su apasionada base de fans. Usa Twitter y Facebook e incluso incluye su dirección de correo electrónico en este último; asiste a eventos de los fans; mantiene al día su sitio web; y aparece por TheLitForum.com, del que siempre dice que ya era miembro incluso antes de escribir Outlander

El sentido común nos diría que de ninguna manera Gabaldon nos revelaría algo que echara a perder el final de Outlander, en el que lleva trabajando casi 30 años, pero sí pudo elaborar unas pocas pistas que ya ha dado a los fans, proporcionándonos mientras tanto algo nuevo en lo que pensar. 

Lo que sigue es todo lo que he sabido sobre el fantasma de Jamie de labios de su misma creadora. 

1. Ella no conocía la identidad del fantasma....al principio


Gabaldon ya le ha contado a los fans anteriormente que ella misma no sabía que Jamie era el fantasma cuando escribió sobre la aparición por primera vez: "como todo el mundo, yo pensaba: '¿Quién es ese fantasma? ¿Qué está haciendo ahí?'" me dice riéndose. 

(También hay que recordar que Gabaldon ya ha revelado previamente que el fantasma que Frank Randall se encuentra en 1946 en Inverness, en Escocia, es ciertamente Jamie Fraser, y ha confirmado que explicará cómo el fantasma de Jamie se integra en la historia en el décimo y último libro de la saga. ¡Ah! y ya ha confirmado también que Jamie no puede viajar en el tiempo). 

La intención inicial del fantasma, dice, era añadir algún misterio a esas primeras páginas, antes de que se produjera el viaje en el tiempo.

Al figurarse que "los fantasmas están por todas partes" en las Highlands ("en muchos aspectos es un paisaje muy, muy misterioso", dice), Gabaldon añadió uno a su historia para crear conflicto. 

Después de ver cómo el fantasma mira a Claire por la ventana, a Frank se le ocurre preguntarle a Claire por alguna posible infidelidad que hubiera podido ocurrir durante los años que estuvieron separados durante la Segunda Guerra Mundial. Es irónico, por supuesto, porque Claire no le fue infiel a Frank con un escocés en el siglo XX, pero sí se casa con uno -mientras todavía estaba casada con Frank- en el XVIII. "Si tienes un triángulo, lo primero que te preguntas es cómo va a funcionar", dice Gabaldon de Claire, Frank y Jamie. 

Aunque Gabaldon no tenía aún identidad para ese escocés, dice que "al minuto de escribir la escena estaba ya clarísimo quién era: James Alexander Malcolm MacKenzie Fraser". 

2. Claire nunca conecta al fantasma con Jamie


Gabaldon se toma su tiempo con toda la paciencia del mundo para responder a las dudas de los fans, aunque está muy ocupada escribiendo sus novelas. Pero sí hay una pregunta de la que está un poco cansada: "¿Por qué Claire no reconoce a Jamie cuando viaja al siglo XVIII?"

Pero una y otra vez ya nos ha aclarado que solo Frank vió a ese fantasma, al que describe como un "tipo grandote".

"Solo escuchamos la descripción que hace Frank de él como un tipo vestido de Highlander de la cabeza a los pies", dice. "Pero después de eso, ambos dejan de hablar de ello". 

No tendría sentido que Claire le preguntara a Jamie si fue él el fantasma, porque "¡ella nunca lo vió!" continúa Gabaldón. "¿Por qué iba a decir: '¡Ah!, ¿sabes? hace seis meses, mi difunto marido Frank tuvo un raro encuentro con un fantasma vestido de Highlander. ¿Eras tú?'"

Así que no sigáis dándole más vueltas: Claire no reconoce a Jamie en el siglo XVIII porque nunca le había visto antes. ¡Y se acabó!

3. Los sueños de Jamie podrían tener algo que ver con el fantasma

Cuando le pregunto a Gabaldon sobre cualquier posible conexión entre lo que ella llama los "sueños medio clarividentes de Jamie" y su espíritu fantasma, no tiene dudas. "Quizá, para Jamie, la muerte es solo una continuación de su sueño", nos dice. 

Pero rápidamente añade: "quizá. No estoy diciendo que sea así...pero sus sueños probablemente son parte de la parte de él que terminará siendo un fantasma". Eso es porque apunta a que el alma fantasma de Jamie contiene su personalidad, que incluye su poder para ver el futuro. 

"El alma sobrevive a la muerte", dice. Lo que nos lleva a...

4. Jamie puede tener algún "asunto por terminar"


Algo que ocurre a menudo en las historias de fantasmas es que el espíritu tiene todavía algún asunto pendiente del que ocuparse en la tierra antes de poder alcanzar la paz en el más allá. Gabaldon apunta a que el "Fantasma Jamie" podría tener alguno de estos "asuntos inacabados", pero mantiene esta posibilidad lo más enigmática posible. 

Así describe Gabaldon una posible razón por la que Jamie permanecería en la tierra como fantasma: "Al parecer, al morir se ha librado de lo peor". Aquí con "lo peor" se refiere, básicamente, a que sus pecados mortales han sido perdonados en su viaje para convertirse en inmortal. 

Cuando él muere, nos dice la autora, también quedará relevado de "cualquier asunto inacabado que tenga", y añade: "suponiendo que no tenga ningún asunto inacabado en este momento, lo cual podría ser así, ¿sabes?"

Entonces....¿tiene algún asunto inacabado o no? ¿Y cuál sería? Si lo tiene, seguro que tendrá algo que ver con Claire, ¿no?

5. Hay pistas en los libros sobre el fantasma, pero no esperéis a que nos los cuente

En Atrapada en el tiempo, Jamie dice que "sufriría doscientos años de purgatorio" para encontrar a Claire otra vez. Cuando le pregunto a Gabaldon si eso es un indicio de dónde va a terminar la historia de Outlander, contesta: "No te lo puedo contar". 

Lo mismo ocurre con su edad. Gabaldon reveló en el Outlander Podcast que el fantasma de Jamie tiene 25 años, y muchos fans han elaborado la teoría de que su edad puede tener algo que ver con la Batalla de Culloden, ya que Jamie tenía esa edad aproximadamente cuando tuvo lugar. 

Gabaldon me comenta que no va a decir qué podría significar su edad, pero no desanima a los fans a elucubrar sobre ello. "Quiero decir, esa es la edad que tiene, pero a mí me parecería bien si quieren preguntarse por qué", dice. 

En cuanto a pistas futuras, Gabaldon ha tuiteado que el fantasma no va a aparecer más hasta el final de la saga de los libros. Y no está dispuesta a revelarnos si habrá más pistas sobre el fantasma en los próximos libros: Ve y dile a las abejas que he partido y el aún no titulado décimo libro. 

Pero ella sabe que si incluye alguna referencia al fantasma, sus fieles fans "seguro que no van a dejar pasar nada por alto". Seguro. 

6. Todavía no ha encontrado ninguna teoría de los fans que haya dado en el clavo


Hablando de estas teorías de los fans, Gabaldon no tiene reparos en meterse en su cuenta de twitter para desmentirlas, como cuando tuiteó que Jamie no se había reencarnado. En otra ocasión,  el Express se hizo eco de la teoría del usuario de Reddit, Asmortica, de que el fantasma tenía algo que ver con el hecho de que Claire hubiera nacido en el siglo XVIII. Pues bien, Gabaldon escribió en twitter que "ni una sola palabra de esta teoría" era cierta. 

Le pregunto si ha oído alguna teoría del fantasma de Jamie que se aproximara a lo que ella tiene en mente. ¿Su respuesta? un simple "la verdad es que no...."

Dice que ya ha leído muchas "teorías locas" en TheLitForum y que cuando sale material nuevo, los fans "empiezan a hilarlo en una trama que todavía no existe". 

Pero no os dejéis descorazonar por sus respuestas. Gabaldon admite que es muy consciente del efecto que tiene lo que escribe, y el modelo de su historia, sobre sus fans. "Es como tirar al lago una gran piedra. Produce unas olas enormes, y afecta muchísimo a la superficie del agua. Una vez que se ha tirado la piedra, el efecto no termina", dice. 

Gabaldon tira piedras literarias figuradas en sus libros para ella misma, pero "no tengo dudas del efecto que provocarán" en los lectores. Además, es lo suficientemente astuta como para saber que cualquier piedra que tire fuera de sus libros multiplicará las teorías de los fans, a lo que ella dice: "¡Eso significa más poder para ellos!"

7. La historia del fantasma será revelada en un epílogo

Gabaldon no ha dicho específicamente que el décimo libro tendrá un epílogo,  como Viento y ceniza (que tenía dos), pero deja bien claro que la explicación del fantasma será un último apunte cuando la historia principal ya haya terminado. 

Haciéndose eco de un tweet suyo de 2018, me dice, "no puedo decir que la escena final del fantasma no sea parte de la trama del libro, pero no es una parte lineal de lo que haya pasado antes". Y clarifica: "no estoy diciendo que no sea importante, pero no parece en realidad afectar a la trama mientras ésta va avanzando". 

¿Y el final de la saga principal? Gabaldon ya ha dicho que "el último libro tendrá un final feliz, aunque espero que de todas maneras deje a todos los fans hechos un mar de lágrimas". El fantasma será la guinda del pastel, pero también nos hará llorar. 

8. Sam Heughan sabe lo del fantasma "por una razón específica"


Además de Gabaldon, hay dos personas que saben por qué y cómo el fantasma de Jamie aparece en el siglo XX: el protagonista Sam Heughan (que interpreta a Jamie, pero seguro que no hacía falta que os lo dijera) y el primer productor de la serie de Starz, Ronald D. Moore. Les enseñó a ellos lo que haría con la escena final del fantasma "por una razón en especial", me dice, "que no te voy a contar". Mierda. 

Pero ni siquiera Heughan o Moore saben lo que viene antes del momento final del fantasma. En cuanto al desenlace de la historia, Gabaldon dice: "solo yo lo conozco". 




8 de julio de 2020

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Recordando porqué somos libres

Fuente/Source: Diana Gabaldon



#DailyLines #Veydilealasabejasquepartí #Libro9 #noestáterminadotodavía #casi #mientrastanto #FelizDíadelaIndependencia #Recordandoporquésomoslibres

"Ese es el Coronel Marion, reverendo," dijo su escolta señalando. "Cuando haya terminado sus asuntos con él, uno de sus hombres le traerá de vuelta al teniente del General Lincoln." El hombre se giró para irse pero en ese momento se giró y añadió una advertencia. "No se pasee solo, reverendo. No es seguro. Y tampoco intente abandonar el campamento. Los piquetes recibieron órdenes de disparar a cualquier hombre que trate de irse sin un pase del General Lincoln."

"No," dijo Roger. "No lo haré." Pero el cabo no esperó su respuesta; se apresuraba por regresar al cuerpo principal del campamento, con las botas crujiendo sobre el suelo de conchas de ostras.

Estaba cerca- más cerca de lo que había pensado. Podía sentir todo el campamento bullendo, una sensación de energía eléctrica, hombres preparándose. Pero seguramente era demasiado temprano para...

Después caminó entre la alta puerta de piedra del cementerio, con su dintel decorado con la Estrella de David, y vio al que debía de ser el Teniente Coronel Francis Marion, con el sombrero en la mano y un abrigo azul sobre sus hombros, envuelto en una conversación con tres o cuatro oficiales.

La desafortunada palabra que surgió en la mente de Roger fue "marioneta." Francis Marion era lo que Jamie podría llamar un hombre pequeño, no medía más de metro y medio por la estimación de Roger, flaco y huesudo con una prominente nariz francesa.

Su aspecto era más llamativo gracias a su peinado, con finos mechones de cabello peinados con cuidado sobre su calva y dos mechones más gruesos en cada lado de su cabeza, como orejeras. A Roger le ardía la curiosidad por saber cómo eran sus orejas para llevar ese tipo de disfraz, pero se deshizo de ella a base de fuerza de voluntad, y esperó pacientemente a que el Teniente coronel terminara.


Cazadores, había dicho el cabo. Tropas francesas, entonces, y lo parecían, muy pulcros en sus abrigos azules y verdes y pequeños ropajes blancos, y alegres penachos de plumas amarillas que salían de la parte frontal de sus sombreros como las bengalas del 4 de Julio. Indudablemente hablaban en francés, algunos de ellos todos a la vez.

Por otro lado... eran negros, lo que no se había esperado en absoluto.

Marion levantó una mano y casi todos dejaron de hablar, aunque se revolvieron en un aire general de impaciencia. Se inclinó hacia delante para hablar a la cara de un oficial que le sacaba varios centímetros, y los demás dejaron de moverse y se pararon a escuchar.

Roger no podía escuchar lo que decían, pero era fuertemente consciente de la actual corriente eléctrica que discurría en el grupo- la misma corriente que recorría el campamento, pero más fuerte.

-Dios todopoderoso, se están preparando para luchar. Ahora-

Nunca había estado en un campo de batalla, pero había recorrido algunos con su padre. El Reverendo Wakefield había sido un entusiasta historiador bélico, y un gran contador de historias; había sido capaz de evocar la sensación de pelea confusa y la lucha encarnizada del campo abierto en Sheriffmuir, y la sensación de fatalidad y matanza de la tierra encantada de Culloden.

Roger estaba sintiendo casi lo mismo, elevándose de la tranquila tierra del cementerio a través de su cuerpo, y cerró el puño, sintiendo la necesidad urgente de tener un arma en su mano.


[Excerpt from GO TELL THE BEES THAT I AM GONE, Copyright 2020 Diana Gabaldon. Many thanks to Mikaela Granstrom for the magnificent bee photo!]



24 de junio de 2020

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Postres

Fuente/Source: Diana Gabaldon 

 


#DailyLines #VeYDileALasAbejasQuePartí #Libro9 #Vabien #símihombroestámejor #graciasporpreguntar #noestáterminadotodavía #osinformarécuandoloesté

La cena era sencilla, porque no se había quedado nadie en casa para cocinar durante el día. Por la mañana había elaborado una gran sopera de crema de maíz con cebollas, tocino y patatas en rodajas para rellenarla, y después de una exhaustiva revisión del fuego y las brasas, había cubierto el caldero y lo dejé hervir a fuego lento, junto con una plegaria a la casa para que no se prendiera en nuestra ausencia. Había pan del día anterior, y cuatro pasteles de manzana fríos para pudding con un poco de queso.
"No es un pudding," dijo Mandy frunciendo el ceño cuando me escuchó. "!Es una tarta!"

"Es verdad cariño," dije. "Es solo una manera británica de hablar, llamar pudding a todos los postres."

"¿Por qué?"

"Porque los ingleses no tienen ni idea," le dijo Jamie.

"Lo dice un escocés que toma cuajada de postre," contesté haciendo que Jem y Mandy se partieran de risa repitiendo "cuajada" sin parar.

Germain, que había tomado cuajada de postre desde que nació, sacudió la cabeza y miró a Fanny con condescendencia. Fanny que no había probado nada más allá del pastel en la línea de los postres parecía confundida.

"En cualquier caso," dije sirviendo la crema en los cuencos. "Trae el pan, Jem. En cualquier caso," repetí, "es agradable poder sentarse a cenar, ¿verdad? ha sido un día largo," añadí sonriendo a Roger y luego a Rachel.

"Fue maravilloso, Roger" dijo Rachel sonriendo. "No había escuchado ese canto antes. ¿Y tú, Ian?"

"Sí, había una pequeña iglesia presbiteriana en Skye donde me detuve una vez con mi padre cuando fuimos a comprar una oveja. No había nada más que hacer en Skye en Domino," nos explicó.

"Me resulta familiar," comenté sacando de su molde una gran cantidad de mantequilla fría. "Ese tipo de música, quiero decir, no Skye, pero no recuerdo de qué."

Roger sonrió ligeramente. No podía casi emitir un susurro pero la felicidad se iluminaba en sus ojos.

"Esclavos africanos," dijo apenas audible. "Ellos la hacen. Pregunta y respuesta. Lo llaman a veces. ¿Quizás la escuchaste en.... River Run?"

"Oh. Sí, quizás," dije un poco dubitativa. "Pero me parece más... ¿reciente?" Una elevación de su oscura ceja me indicó que captó el significado de "reciente".

"Sí." Cogió su cerveza y tomó un trago largo. "Sí. Cantantes negros, y luego otros... lo tomaron. Es una de las..." Miró a Fanny y luego a Rachel. "Una de las raíces que ves en... la música moderna."

Rock and roll, imaginé que quería decir, o posiblemente rhythm and blues- no era una experta en música.

"Hablando de música, Rachel, tienes una voz preciosa," dijo Bree inclinándose en la mesa para poner un trozo de pan bajo la nariz de Oggy.

"Gracias Brianna," dijo Rachel y se rió. "Como un perro." Tomó el pan y permitió a Oggy que lo aplastara en su puño, él prefería atacar la comida antes de comerla. "Fue agradable que tanta gente decidiera compartir nuestra reunión- aunque supongo que era más por curiosidad. Ahora que saben la terrible verdad sobre los Amigos, seguramente no volverán de nuevo."

"¿Cuál es la terrible verdad sobre los Amigos, tía Rachel?" preguntó Germain fascinado.

"Que son aburridos," le contestó Rachel "¿no te diste cuenta?"





11 de junio de 2020

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Fricción Histórica

Fuente/Source: Diana Gabaldon 

 


#DailyLines #VeYDileALasAbejasQuePartí #Libro #VaRealmenteBien #GraciasPorPreguntar #OsLoDiréCuandoEstéTerminado #FricciónHistórica


"Fricción Histórica," dijo ella. "Hay todo tipo de cosas-Ideas, máquinas, herramientas, o lo que sea- ...quiero decir que descubrí más de una. Mamá decía que la aguja hipodérmica fue inventada de manera independiente por al menos tres personas diferentes, todas alrededor de la misma época, en diferentes países. Pero otras cosas son inventadas o descubiertas y simplemente......se quedan ahí. Nadie las usa. O se pierden y luego se encuentran de nuevo. Durante años- siglos en ocasiones- hasta que algo sucede, y de repente es el momento adecuado o lo que sea que suceda que de repente sale a la luz, se extiende y es conocido por todo el mundo.

"Además," agregó de forma práctica empujando la bolsa con su pie, ¿qué daño podría hacer perder una versión falsa de El gato en el sombrero en el siglo dieciocho?"

Él se rió a pesar de su inquietud.

"Nadie la publicaría. ¿Una historia que enseña a los niños a ser deliberadamente desobedientes con sus madres? ¿Y no sufrir las nefasta consecuencias  por hacerlo?"

"Como dije. No es el tiempo adecuado para un libro como ese," dijo ella. "No..... pegaría." Ya había superado por completo el colapso emocional, o eso parecía. Su pelo largo suelto a lo largo de su espalda, el rostro animado pero no preocupado, sus ojos en el camino y los caballos girando la cabeza.

"Y tengo a Jane," dijo señalando la bolsa con la cabeza bajando la voz. "Hablando de consecuencias nefastas, pobre chica."

"Ja- oh ¿la hermana de Fanny?" recordó el dibujo, un apresurado dibujo a lápiz en papel basto.

"Le prometí a Fanny que dibujaría a Jane," dijo Bree y frunció el ceño un poco. "Hacerla más permanente. No pude persuadir a Fanny de que me diera su dibujo, pero me dejó que lo copiara, por lo que tendría algo sobre lo que trabajar."

"Pobre chica. Chicas, debería decir." Claire le había contado a Brianna, después del alboroto cuando Fanny empezó con su período, lo que le había pasado a Jane, y Bree se lo había contado a él. 

"Sí. Y pobre Willie, también. No sé si estaba enamorado de Jane, o solamente se sentía responsable de ella, pero mamá me contó que había asistido a su funeral luciendo horriblemente con ese enorme caballo. Él le dio el caballo a papá, para Fanny- él acababa de entregarle a Fanny, para que la cuidara- y luego simplemente.....se marchó. No han tenido noticias de él desde entonces."

Roger asintió, pero no había mucho más que decir. Había coincidido con  William, el noveno Conde Ellesmere, una vez muchos años antes, durante apenas tres minutos, en un muelle de Wilmington. 
Un adolescente por aquel entonces alto y delgado como un rail- y con un fuerte parecido a Bree, aunque él tenía el pelo más oscuro- pero con mucha más seguridad en sí mismo y porte de lo que habría esperado de alguien a aquella edad. Supuso que era uno de los requisitos de nacer (al menos teóricamente) en la aristocracia hereditaria. Realmente debes pensar que el mundo- o buena parte de él- te pertenece.

"¿Sabes dónde fue enterrada? ¿Jane?" preguntó él, pero ella sacudió la cabeza.

"En un cementerio privado a las afueras de la ciudad, es todo. ¿Por qué?"

Él elevó un poco un hombro.

"Pensé que quizás podría presentar mis respetos. Y podría contar a Fanny que fui y dije una plegaria por su hermana."

Ella le miró con ternura. 

"Es realmente una buena idea. Te diré lo que haré; le preguntaré a Lord John dónde está- mamá dijo que él se había encargado de que Jane fuera enterrada, por lo que él lo sabrá. Luego podremos ir juntos. ¿Crees que le gustaría a Fanny que hiciera un dibujo de su tumba? ¿O sería demasiado....desagradable?"

"Creo que a ella le gustaría?" Tocó su hombro, luego le quitó el pelo de la cara y lo ató con su pañuelo. "No tendrás nada comestible en la bolsa, ¿verdad?"

Gracias a Jo Graham por esta adorable abeja.








Starz encarga un "spinoff" de Outlander: un documental sobre viajes llamado "Hombres en kilt: Un viaje con Sam y Graham"

Fuente/Source: Deadline



Starz va a realizar un viaje por Escocia con los actores de Outlander Sam Heughan y Graham McTavish. Lionsgate, que es una compañía de espectáculos de la que Starz es subsidiaria, ha elegido una serie documental sobre viajes que consta de ocho capítulos y que se titula "Hombres en kilt: Un viaje con Sam y Graham", creado por la pareja de actores escoceses.

La serie, cuyos episodios duran media hora, está producida por Sony Pictures Television, y en ella Heughan y MacTavish se llevarán a los espectadores con ellos en sus aventuras, en las que les van a descubrir el rico y complejo legado de su país natal.

Viajarán a Glencoe, el lugar donde se produjo una gran masacre y un importante pelea entre clanes, hasta Inverness y el campo de batalla de Culloden, que constituyó un momento histórico muy importante, como bien conocen los fans de Outlander.

"Hombres en kilt" ha sido creado y producido por Heughan, McTavish y Alex Norouzi, y está producido para Starz por Boardwalk Pictures junto con Sony Pictures Television.

Karen Bailey, Vicepresidenta de Programación Original y Alice Dickens-Koblin la Vicepresidenta de Programación Documental, ambos departamentos de Starz, son las ejecutivas que supervisan el programa para dicha plataforma.

"La pasión y curiosidad genuinas que Sam y Graham tienen por los paisajes que visitan y las historias que descubren mientras viajan a través del corazón de Escocia hacen de "Hombres en kilt: Un viaje con Sam y Graham" una aventura realmente apasionante para la audiencia", dice Christina Davis, Presidente de Programación Original de Starz. "La serie proporciona contexto y textura a la vida y la historia de las Highlands, cuyos hilos se entremezclan, de la misma manera que el tartán por el que Escocia es tan famosa, y estamos deseando comenzar esta travesía con estos dos grandes amigos".

"Estamos encantados de poder llevar a los telespectadores con Sam y Graham en esta aventura épica. Su vínculo de amistad y su curiosidad sincera por la rica cultura de Escocia va a hacer posible que sea para todos un viaje de lo más agradable", añade Holly Jacobs, otra directiva de Sony Pictures TV.


25 de mayo de 2020

#DailyLines (ADELANTO) Libro 9: Memorial Day

Fuente (Source): Diana Gabaldon



No era Dios quien estaba con él, pero alguien casi igual de bueno: el recuerdo del Comandante Gareth Everett, uno de los amigos de su padre, un ex capellán militar. Everett era un hombre alto, de rostro alargado, que peinaba su cabello encanecido con raya en medio, de forma que le hacía parecer un viejo perro sabueso, pero tenía un sentido del humor muy negro, y había tratado a Roger, que entonces tenía trece años, como un hombre adulto. 

-¿Mató a alguien alguna vez?- le había preguntado al comandante cuando estaban sentados a la mesa una noche después de cenar, mientras el viejo contaba historias de la Gran Guerra.

-Sí -contestó el comandante sin dudarlo- muerto no habría sido de gran utilidad para mis hombres...

-¿Qué hizo por ellos? -preguntó Roger, curioso-. Quiero decir...¿qué es lo que hace un capellán, en una batalla?

El Comandante Everett y el Reverendo habían intercambiado una breve mirada, pero el Reverendo asintió con la cabeza y Everett se inclinó hacia adelante, con los brazos cruzados. Roger vio el tatuaje en su muñeca, una especie de pájaro, con las alas desplegadas sobre una voluta con un texto escrito en latín. 

-Estar con ellos -dijo el comandante suavemente, aunque le mantenía a Roger la mirada, profundamente seria-. Darles seguridad. Decirles que Dios está con ellos. Que yo estoy con ellos. Que no están solos. 

-Ayudarles cuando puedes -había dicho su padre, en voz baja, con los ojos fijos en el gastado hule gris que cubría la mesa de la cocina-. Cogerles la mano y rezar, cuando no puedes.

Vio -lo vio de verdad- la explosión de un cañón. Una chispa brillante, roja, del tamaño de su cabeza, que brilló en la niebla con un ¡BOOOM! como si fueran fuegos artificiales, y que luego se desvaneció. La niebla se disipó y lo percibió todo claramente durante un segundo, no más: el negro armatoste del cañón, con la boca redonda abierta... el humo más denso que la niebla rodeándolo, cayendo al suelo como si fuera agua... el vapor que subía del caliente metal para unirse a la niebla que formaba una espiral... los artilleros rodeando el cañón, como frenéticas hormigas azules, tragadas en un instante por el blanco remolino.

Y entonces el mundo a su alrededor se volvió loco. Los gritos de los oficiales habían coincidido con la explosión del cañón; lo sabía solo porque estaba lo suficientemente cerca del general como para ver que abría la boca. Pero ahora un rugido surgió de las gargantas de todos los hombres que atacaban en su columna, corriendo como si se los llevara el diablo hacia la silueta borrosa de la fortificación que se erguía ante ellos. 

Llevaba la espada en la mano, y corría, gritando sin palabras.

Las antorchas brillaban tenues en la niebla; pensó que los soldados estaban intentando volver a prender fuego al parapeto hecho con troncos de árbol. Se escuchó una especie de grito agudo que pudo proceder del general, pero quizá no. 

El cañón ¿cuántos? No podría decirlo, pero más de dos; los disparos se seguían produciendo a un ritmo tremendo, y el ruido le sacudía los huesos cada medio minuto más o menos. 

Se obligó a parar, se inclinó hacia delante, con las manos en las rodillas, cogiendo aire. Creyó oír fuego de mosquete, disparos amortiguados, rítmicos, entre las explosiones de los cañones. Las disciplinadas descargas del ejército británico.

-¡Carguen!

-¡Fuego!

-¡Retroceda!- los gritos de un oficial se escucharon de repente en el único latido de silencio que se producía entre una explosión y la siguiente. 

-Usted no es un soldado. Si le matan...no quedará nadie aquí para ayudarles. ¡Retroceda, idiota!

Hasta entonces había estado al final de la fila. Pero ahora estaba rodeado de hombres, todos apelotonados, empujándose, corriendo en todas direcciones. Recibían órdenes a gritos, y pensó que algunos de ellos estaban verdaderamente intentando obedecerlas; escuchó gritos aquí y allá, vio a un muchacho negro, que no podía tener más de doce años, intentando cargar un mosquete más alto que él. Llevaba un uniforme azul oscuro, y un pañuelo amarillo chillón le asomaba por el cuello, algo que pudo ver cuando la neblina se retiró un instante.

Tropezó con alguien que estaba tirado en el suelo y aterrizó de rodillas. El agua medio salada le caló los pantalones. Había caído con las manos sobre el cuerpo del hombre abatido, y la súbita calidez que sintió en sus fríos dedos fue un shock que le devolvió la consciencia. 

El hombre gimió y Roger retiró inmediatamente las manos, recobró la compostura y buscó a ciegas la mano del hombre. Pero esa mano ya no existía, y su propia mano estaba llena de sangre caliente que hedía como un matadero. 

-¡Dios mío!- dijo. Y limpiándose la mano en los pantalones, rebuscó con la otra en su bolsa. Tenía trapos... sacó como pudo algo blanco e intentó atarlo alrededor de... buscó frenéticamente una muñeca, pero tampoco la había. Encontró un fragmento de manga y tanteó hacia arriba tan rápido como pudo, pero alcanzó la parte superior del brazo del hombre un instante después de que éste muriera. Pudo sentir la flacidez repentina del cuerpo bajo su mano. 

Todavía estaba de rodillas allí con el trapo sin usar en la mano cuando alguien se tropezó con él y cayó de cabeza haciendo que el agua les salpicara. Roger se puso de pie y caminó como un pato hasta el hombre caído. 

-¿Estás bien?- gritó, inclinándose hacia adelante. Algo pasó silbando por encima de su cabeza y se tiró encima del hombre, lo más pegado a él que pudo. 

-¡La madre que te parió! -exclamó el hombre, dando puñetazos incontroladamente a Roger- ¡quítate ahora mismo de encima de mí, cabrón!

Durante un momento se batieron en el barro y en el agua, intentando al mismo tiempo utilizarse el uno al otro como apoyo para poder incorporarse, y el cañón siguió disparando. Roger empujó al hombre y se las arregló para ponerse de rodillas en el barro. Desde detrás de él se oían gritos pidiendo ayuda, y se dió la vuelta en esa dirección. 

La niebla se había ya casi disipado, ahuyentada por las explosiones, pero el humo de los cañones caracoleaba blanco y a nivel del suelo desnivelado, mostrándole breves visiones de color y movimiento al deshacerse. 

-¡Ayúdenme, ayúdenme!

Entonces vio al hombre, a gatas, arrastrando una pierna, y corrió a través de los charcos para alcanzarle. No había mucha sangre, pero la pierna estaba claramente herida; le metió el hombro bajo el brazo y le puso de pie, apartándole lo más rápidamente posible de la fortificación, fuera de tiro...

El aire se sacudió otra vez y pareció como si la tierra se inclinara bajo sus pies. Se encontró en el suelo con el hombre al que había estado ayudando encima de él. Le había desaparecido la mandíbula, en el pecho se desparramaban sus dientes y la casaca del uniforme absorbía la sangre caliente. Aterrado, luchó por salir de debajo del cuerpo, que todavía sufría sacudidas -¡Oh Dios mío, Oh Dios mío, todavía estaba vivo- y se arrodilló a su lado, escurriéndose en el barro, apoyándose para no caer con la mano en el pecho del herido, donde podía sentir el corazón latiéndole al mismo ritmo de la sangre que le salía a borbotones. ¡Oh, Dios, ayúdame!

Buscó frenéticamente alguna palabra. No encontró ninguna. Todas las palabras de consuelo que había aprendido, todo lo que constituía su oficio...

-No estás solo -dijo,  jadeando, presionando fuertemente en el pecho que luchaba por conseguir aire, como si pudiera anclar al hombre a la tierra en la que se estaba disolviendo- Estoy aquí. No voy a dejarte. Todo va a ir bien. Vas a estar bien. 


24 de mayo de 2020

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Marineros.

Fuente/Source: Diana Gabaldon


Escuchaba a medias el canto proveniente de la cocina mientras molía salvia, consuelda y sello de oro a una pasta polvorienta y aceitosa en la consulta. Era el crepúsculo, y si bien el sol caía cálido sobre las tablas del piso, las sombras eran frías. 

El teniente Bembridge le estaba enseñando a Fanny la letra de "Verdes crecen los juncos". Su voz era la de un tenor, verdadero y claro, que hizo que Bluebell lanzara un canto a la tirolesa cuando él tocaba una nota alta, pero yo lo disfrutaba. Me recordaba a cuando trabajaba en el hospital Pembroke, enrrollando vendas y preparando los kits quirúrgicos con las otras estudiantes de enfermería, mientras la melodía se filtraba con la niebla amarilla a través de la delgada ranura de la ventana abierta. En la parte baja había un patio y los pacientes ambulatorios se sentaban allí cuando el tiempo estaba bueno -o no tanto- a fumar, cantar y conversar para pasar el tiempo.

"Dos, dos, los niños blancos como un lirio,
Vestidos todos de verde, O-
Uno es uno y está solo
¡Y siempre será así!"

En 1940, la canción, amortiguada por la niebla, era a menudo interrumpida por toses y maldiciones roncas, pero siempre había alguien que lograba llegar al final de ella.

Los tenientes Bembridge y Esterhazy tenían diechiocho y diecinueve años, respectivamente, vigorosos y con buen estado de salud, y con la alegre ayuda de Bluebell habían logrado hacer tanto ruido que no alcancé a oír la puerta abrirse, ni los pasos en el pasillo, y me sorprendí tanto cuando dejé de mirar mi mortero y vi a Jamie en la puerta, que dejé que la maneta de piedra cayera directamente sobre mi pie.

"¡Au! ¡Por los clavos de Cristo!" Salté con un solo pie de detrás de la mesa y Jamie me atajó con un brazo.

"¿Estás bien, Sassenach?"

"¿Te parece que estoy bien? Me he roto un metatarsiano."

"Te compraré uno nuevo la próxima vez que vaya a Salisbury", me aseguró, soltándome el codo. "Mientras tanto, tengo todo en la lista, excepto... ¿Por qué hay ingleses cantando en mi cocina?"

"Oh. Eh, bueno..." No era que no hubiera pensado en su respuesta a dos oficiales navales de Su Majestad echando una mano a la economía doméstica, pero pensé que tendría tiempo de explicarle antes de que él se encontrara con ellos. Apoyé mi trasero contra el borde de la mesa, levantando del piso mi pie herido.

"Son dos jóvenes tenientes que solían navegar con el Capitán Cunningham. Fueron dejados en tierra, o abandonados, o algo así -de todas maneras, han perdido su barco, y no es época para encontrar otro hasta marzo o abril, entonces vinieron al cerro a quedarse con el Capitán. Elspeth Cunningham me los prestó para los quehaceres, como forma de pago por haberla ayudado con su hombro dislocado."

"Elspeth, ¿verdad?" Afortunadamente, parecía divertido en lugar de estar molesto. "¿Tenemos que alimentarlos?"

"Bien, les he estado dando almuerzo y una cena ligera. Luego se van de regreso a la cabaña del Capitán, y regresan al día siguiente a media mañana. Han reparado la puerta del establo," le dije extenuada, "dieron vuelta la tierra de mi jardín, cortaron madera, y han llevado todas las rocas que tú y Roger excavaron del campo superior hacia el invernadero y-"

Hizo un leve gesto, indicando que aceptaba mi decisión, y que ahora le gustaría cambiar el tema de la conversación. Lo cuál hizo besándome y preguntándome qué había de cenar. Olía a polvo, cerveza, y ligeramente a canela. 

"Creo que Fanny y el teniente Bembridge están preparando burgoo (1). Tiene carne de cerdo, de venado, y ardilla -aparentemente, debes tener al menos tres tipos de carne para que sea un burgoo propiamente dicho- pero no tengo idea qué más han puesto en él. Sin embargo, huele bien."

El estómago de Jamie hizo ruido.

"Sí, huele bien", dijo pensativo. "¿Y qué piensa Francis de ellos?"

"Creo que está un poco enamorada", dije en voz baja y echando una mirada al pasillo. "Cyrus vino de visita ayer, mientras ella les servía el almuerzo a los tenientes, y ella le pidió que se quedara, pero él en su lugar se irguió hasta alcanzar su altura máxima, los fulminó con la mirada, dijo algo rudo en gaélico -no creo que ella lo haya entendido, pero no era necesario- y se fue. Fanny se puso completamente colorada -por la indignación- y les sirvió a los tenientes la tarta de manzanas y pasas de uvas que era para Cyrus."

"(Preferible una langosta que soltera," en gaélico) dijo Jamie, y se encogió filosóficamente de hombros. Preferible una langosta que soltera.

"No piensas eso en realidad, ¿verdad?" le pregunté, curiosa.

"En el caso de la mayoría de las muchachas, sí," dijo. "Pero quiero a alguien mejor para Frances, y no creo que un marinero británico sea suficiente. ¿Dices que se marcharán cuando llegue la primavera?"

"Por lo que entendí, sí. ¡Auuh!" Masajeé con cuidado el tierno y palpitante hematoma en mi pie. El mortero me había golpeado en la base del dedo gordo del pie y mientras que el dolor original había disminuído un poco, tratar de apoyar el pie o doblar los dedos resultaba en una sensación de alambre de púas siendo pasado por entre mis dedos.

"Siéntate, a nighean," me dijo, y empujó la gran silla acolchada, que Brianna había bautizado La Silla Kibitzer, hacia mi. "Traje algunas botellas de buen vino de Salisbury, supongo que una de ellas hará que tu pie se sienta mejor."

Lo hizo. También logró que Jamie se sintiera mejor. Podía ver que había regresado a casa cargando algo, y sentí un pequeño nudo en mi propio corazón. Me lo diría cuando estuviera listo."

(1) Burgoo: Un estofado o una sopa espesa. Combinación de carne y verduras. Plato típico de Estados unidos.