Publicación original en la página de Facebook de Diana Gabaldon.
#moby #nerviospreviosalabatalla
Los hombres se habían acostado armados durante toda la noche, como Sir Henry había ordenado. Aunque realmente no te tumbaras sobre un mosquete o caja de cartuchos, había algo en dormir con una arma tocando tu cuerpo que te hace permanecer alerta, dispuesto a despertarte en un segundo.
Willian no tenía armas con las que tenderse, y no necesitaba despertarse, porque no había dormido pero no por ello estaba menos alerta. Él no lucharía, y lo lamentaba profundamente, pero estaría dentro.
Todavía no se divisaba el amanecer, pero podía sentir el sol allí, justo debajo del horizonte, levantándose lentamente para dominar el día. El pensamiento le trajo el recuerdo vívido de la ballena que había visto durante su viaje a América, una sombras oscura en el costado del barco, difuminada por el cambio de luces sobre las olas, y luego, poco a poco, la gran masa saliendo, maravillándose y quedándose sin aliento al verla por completo, tan cerca, tan grande de repente
Abrochó sus ligas y tiró de ellas para ajustarlas antes de cerrar las bandas de las rodillas y tirar de sus botas altas. Al menos tenía su gorguera para dar un toque de ceremonia a la engorrosa tarea de vestirse. La gorguera, por supuesto, le recordó a Jane , ¿es que nunca iba a ser capaz de usarla sin pensar en la maldita chica y en los recientes acontecimientos?
Lamentó no haber aceptado su ofrecimiento, y todavía lo lamentaba. Podía oler su aroma, almizcle y suave, como si pusiera la cara en una piel tupida. Su comentario todavía le dolía, y resopló poniéndose la chaqueta sobre los hombros. Quizá lo pensaría de nuevo antes de llegar a Nueva York......
Estos vagos pensamientos fueron interrumpidos por la aparición de un ayudante de Sir Henry, que asomó la cabeza por la puerta de la tienda con gran agitación.
"Oh, aquí está, Ellesmere. Esperaba encontrarle....aquí" arrojó una nota doblada en dirección a William y desapareció
William volvió a resoplar y la recogió del suelo. Thompson y Merbling habían marchado, tenían tropas por inspeccionar y mandar; los envidiaba amargamente.
Era del General Sir Henry Clinton, y le golpeó en el estómago "........ en vista de su peculiar situación, considero que es mejor que se quede con el personal de administración hoy......."
"Stercus!" dijo, encontrando el alemán insuficiente para describir sus sentimientos "Excrementum obscaenum! Filius mulieris prostabilis!"
Le oprimía el pecho, la sangre le latía en sus oídos, y quería golpear algo. Era inútil apelar a Sir Henry, lo sabía bien. Pero pasar el día dando taconazos en la tienda del secretario, ¿para qué quería que estuviera allí si no se le permitía llevar despachos, o incluso el humilde trabajo de guiar el campamento de los seguidores y lealistas?
¿Por qué tenía que ir a buscar la cena de los oficiales o mantener una antorcha en cada mano al oscurecer, como si fuera un puto candelabro?"
Los hombres se habían acostado armados durante toda la noche, como Sir Henry había ordenado. Aunque realmente no te tumbaras sobre un mosquete o caja de cartuchos, había algo en dormir con una arma tocando tu cuerpo que te hace permanecer alerta, dispuesto a despertarte en un segundo.
Willian no tenía armas con las que tenderse, y no necesitaba despertarse, porque no había dormido pero no por ello estaba menos alerta. Él no lucharía, y lo lamentaba profundamente, pero estaría dentro.
Todavía no se divisaba el amanecer, pero podía sentir el sol allí, justo debajo del horizonte, levantándose lentamente para dominar el día. El pensamiento le trajo el recuerdo vívido de la ballena que había visto durante su viaje a América, una sombras oscura en el costado del barco, difuminada por el cambio de luces sobre las olas, y luego, poco a poco, la gran masa saliendo, maravillándose y quedándose sin aliento al verla por completo, tan cerca, tan grande de repente
Abrochó sus ligas y tiró de ellas para ajustarlas antes de cerrar las bandas de las rodillas y tirar de sus botas altas. Al menos tenía su gorguera para dar un toque de ceremonia a la engorrosa tarea de vestirse. La gorguera, por supuesto, le recordó a Jane , ¿es que nunca iba a ser capaz de usarla sin pensar en la maldita chica y en los recientes acontecimientos?
Lamentó no haber aceptado su ofrecimiento, y todavía lo lamentaba. Podía oler su aroma, almizcle y suave, como si pusiera la cara en una piel tupida. Su comentario todavía le dolía, y resopló poniéndose la chaqueta sobre los hombros. Quizá lo pensaría de nuevo antes de llegar a Nueva York......
Estos vagos pensamientos fueron interrumpidos por la aparición de un ayudante de Sir Henry, que asomó la cabeza por la puerta de la tienda con gran agitación.
"Oh, aquí está, Ellesmere. Esperaba encontrarle....aquí" arrojó una nota doblada en dirección a William y desapareció
William volvió a resoplar y la recogió del suelo. Thompson y Merbling habían marchado, tenían tropas por inspeccionar y mandar; los envidiaba amargamente.
Era del General Sir Henry Clinton, y le golpeó en el estómago "........ en vista de su peculiar situación, considero que es mejor que se quede con el personal de administración hoy......."
"Stercus!" dijo, encontrando el alemán insuficiente para describir sus sentimientos "Excrementum obscaenum! Filius mulieris prostabilis!"
Le oprimía el pecho, la sangre le latía en sus oídos, y quería golpear algo. Era inútil apelar a Sir Henry, lo sabía bien. Pero pasar el día dando taconazos en la tienda del secretario, ¿para qué quería que estuviera allí si no se le permitía llevar despachos, o incluso el humilde trabajo de guiar el campamento de los seguidores y lealistas?
¿Por qué tenía que ir a buscar la cena de los oficiales o mantener una antorcha en cada mano al oscurecer, como si fuera un puto candelabro?"
Bueno por los visto William ya se metió en líos. Ya va siendo hora
ResponderEliminarPobre Willi,que horrible situacion!tiene un lio interior mayusculo!
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