#DailyLine (ADELANTO) Libro 9: Reencuentro

Fuente/Source: Diana Gabaldon


¡¡FELIZ DIA DE ACCION DE GRACIAS para todos los amigos canadienses!! 

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Había una piedra debajo del lado derecho de mi trasero, pero no quería moverme. El pequeño latido debajo de mis dedos era suave y tenaz, las fugaces sacudidas de vida y el espacio entremedio, infinitos, mi conexión con el eterno cielo de la noche y la ascendente llama.

"Mueve tu trasero un poco, Sassenach," dijo una voz en mi oído. "Necesito rascarme la nariz y estás sentada sobre mi mano." Jamie retorció sus dedos debajo de mí y me moví por reflejo, girando mi cabeza hacia él mientras me movía y me reinstalaba, manteniendo mi agarre en Mandy, quien dormía desmadejada en mis brazos.

Él me sonrío por sobre la cabeza despeinada de Jem, flexionó su mano ahora liberada y se rascó la nariz. Debía ser bien pasada la medianoche, pero el fuego aún ardía y la luz iluminó su barba incipiente y brilló en sus ojos con tanta suavidad, como en el cabello rojo de su nieto y en los ensombrecidos pliegues del gastado tartán con el que Jamie los había envuelto a ambos. 

Del otro lado del fuego, Brianna rió, de la manera tranquila que la gente ríe en la mitad de la noche con los niños durmiendo cerca.  

Ella apoyó su cabeza sobre el hombro de Roger, con sus ojos a medio cerrar. Lucía completamente exhausta, su cabello sin lavar y enredado, la luz del fuego mostrando profundas ojeras en su rostro... pero feliz. 

"¿Qué es lo que encuentras divertido, a nighean?" preguntó Jamie, levantando a Jem hasta una posición más cómoda. Jem estaba luchando tan duro como podía para mantenerse despierto, pero estaba perdiendo la batalla. Él bostezó a lo grande y sacudió la cabeza, parpadeando como un búho aturdido.

"¿Qué es gracioso?" repitió Jem, pero la última palabra se perdió, dejándolo con la boca medio abierta y una mirada vidriosa.

Su madre rió de manera tonta, un adorable sonido de niña, y sentí que Jamie sonreía.

"Justo le pregunté a papá si recordaba una Reunión a la que habíamos venido años atrás. Todos los clanes fueron llamados hasta una fogata y yo le entregué una rama encendida y le dije que se acercara al fuego y dijera que los Mackenzie estaban allí."

"Oh," Jem parpadeó una vez, luego dos veces y miró hacia el flameante fuego frente a nosotros, y un ligero frunce se formó en su ceño, entre sus pequeñas cejas rojas. "¿Dónde estamos ahora?"

"En casa," dijo Roger de manera firme y sus ojos encontraron los míos, luego pasaron hacia Jamie. "Para siempre."

Jamie dejó escapar el mismo aliento que yo había estado manteniendo desde la tarde, cuando los MacKenzie habían aparecido de repente en el claro de abajo, y nosotros habíamos bajado corriendo la colina como locos para recibirlos. Había sido un momento de una silenciosa explosión de alegría, mientras todos nosotros nos arrojábamos los unos a los otros, y luego, la explosión se había ampliado, cuando Amy Higgins salió de su casa, citada por el ruido, para ser seguida por Bobby, luego Aidan- quien gritó de alegría al ver a Jem, derribándolo y dejándolo extendido sobre el suelo,- Orrie y el pequeño Rob.

Jo Beardsley estaba en el bosque cercano, había escuchado el barullo y había venido a ver... y en lo que pareció como un instante, el claro estaba animado de gente. Seis hogares sabían de la noticia para antes del atardecer; el resto, indudablemente, lo sabría por la mañana.

El flujo instantáneo de hospitalidad de las Tierras Altas había sido maravilloso; las mujeres y las niñas habían vuelto corriendo hasta sus cabañas y habían tomado cualquier cosa que estuvieran horneando o hirviendo para la cena, los hombres habían juntado leña y -por orden de Jamie,- la cargaron hasta la cima donde la Nueva Casa se delineaba, y le dimos la bienvenida a nuestra familia a lo grande, rodeados de amigos.

Cientos de preguntas habían sido formuladas a los viajeros: ¿De dónde habían venido? ¿Cómo había sido el viaje? ¿Qué habían visto? Ninguno les preguntó si estaban felices de haber regresado; eso todos lo daban por hecho.