La publicación original en inglés se encuentra en la página de Facebook de Diana Gabaldon.
Traducción: Patricia Ransom.
Dormimos esa noche en la habitación pública de una taberna en
Langhorne. Los cuerpos estaban tendidos en mesas y bancos, encorvados
bajo las mesas, y tumbados al azar en camastros, con las capas dobladas y
las alforjas tan lejos de la chimenea como se podía. El fuego se había
extinguido pero todavía irradiaba un calor considerable. La habitación
estaba llena del olor amargo de la madera quemándose y del sudor de los
cuerpos.
Estimé que la temperatura de la habitación sería de unos
noventa y cinco grados Fahrenheit, y los cuerpos tendidos dormidos
exhibían gran parte de los mismos desnudos; traseros pálidos, hombros y
pechos relucientes al resplandor sombrío de las ascuas.
Jamie
había estado viajando en camisa y calzones, su nuevo uniforme y su
deslumbrante ropa cuidadosamente doblada en el baúl de viajes hasta que
alcanzáramos la zona del ejército, por lo que quedarse desnudo era tan
sencillo como desabotonarse la bragueta y quitarse las medias. El mío
era más complicado por el hecho de que mi corsé de viaje tenía cintas de
cuero y en el trascurso del día se habían empapado de sudor, el nudo se
había endurecido y era resistente a todos los intentos.
"¿Vienes
a la cama, Sassenach?" Jaime ya estaba tumbado en un remoto rincón que
había encontrado detrás de la barra del bar y había extendido nuestras
capas
"Me he roto una uña tratando de desaflojar esta maldita
cosa, y no puedo alcanzarla con los dientes!" dije a punto de romper a
llorar de frustración. Me tambaleaba de cansancio, pero no quería
dormirme con el corsé húmedo.
Jamie alzó un brazo en la oscuridad haciéndome señas.
"Túmbate conmigo, Sassenach" susurró "Yo lo haré."
El sencillo alivio de tumbarme después de doce horas en la montura, era
tan exquisito que casi cambio de idea sobre lo de dormir con mi corsé,
pero el insistió. Se inclinó y bajó su cabeza para acariciar con ella
mis lazos con un brazo alrededor de mi espalda para sujetarme.
"Dinna fash" murmuró en mi vientre, con la voz un poco apagada. "Si no puedo desaflojarlo lo intentaré con mi puñal."
Ante mi risa ahogada como respuesta a su propósito, miró hacia arriba con un ruido interrogativo.
"Solo intentaba decidir si ser destripada accidentalmente
sería peor que dormir con mi corsé" murmuré, cogiendo su cabeza entre
mis manos. Estaba caliente, con el suave pelo de su nuca húmedo al
tacto.
"Mi puntería no es tan mala, Sassenach" dijo haciendo una
pausa en su tarea durante un instante "Solo había riesgo de apuñalarte
en el corazón."
Al final, cumplió su objetivo sin recurrir a las
armas, aflojando el nudo con los dientes hasta que pudo terminar el
trabajo con los dedos, abriendo las pesadas costuras del corsé como una
almeja para exponer la blancura de mi combinación. Suspiré agradecida
como un molusco que se abre con la marea alta, tocando las marcas que
el corsé había dejado en mi carne. Jamie retiró el corsé pero se quedo
donde estaba, con la cara cerca de mis pechos, recorriendo suavemente
sus manos por mis costados.
Suspiré de nuevo ante su contacto, lo
hacía por costumbre, pero era una costumbre que había echado de menos
durante los últimos cuatro meses, y que pensé que nunca volvería a
sentir.
Que ganas de leer este libro de momentos estoy por terminar Viento y Ceniza pero ahora estoy dosificando mi lecturas porque me da pena terminar la saga y sobre todo porque quiero esperar a que publiquen el octavo libro en español.
ResponderEliminarGracias por el trabajo que hacéis en el blog
Amo esta saga!
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