Fuente/Source: Diana Gabaldon
#DailyLines #PorAcciónDeGracias #FamiliaYComida #FútbolNo #BriannaYJamie #DeCazaIremos
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Era una subida escarpada, y se encontró jadeando, y con el sudor empezando a correr detrás de sus orejas a pesar del fresco día. Su padre escalaba como siempre, igual que una cabra montesa, sin la mínima apariencia de esfuerzo, pero- para su disgusto- notó su lucha y le indicó que se echara a un lado, en un pequeño claro.
"No hay prisa, a niguean," le dijo sonriéndole. "Aquí tienes agua," extendió la mano con evidente vacilación, y tocó su sonrojada mejilla, y rápidamente retiró la mano.
"Lo siento muchacha," le dijo, y sonrió. "Todavía no me he hecho a la idea de que seas real."
"Te entiendo," dijo suavemente tragando saliva y tocando su cara, cálida y recién afeitada, con los ojos de profundo azul rasgados como los suyos.
"Och," dijo en voz baja y la tomó suavemente entre sus brazos. Ella lo abrazó fuerte y se quedaron así, sin hablar, escuchando el grito de los cuervos que sobrevolaban el cielo y el sonido del agua sobre la roca.
"[Ven y bebe, a niguean-, (gaélico)]" dijo soltándola tan suavemente como la había agarrado, y la giró hacia un pequeño arroyo que corría entre dos rocas. Ve y bebe.
El agua estaba helada y sabía a granito y tenía el regusto de la trementina de las agujas de los pinos.
Había saciado su sed y se echaba agua en sus sonrojadas mejillas cuando notó que su padre hacía un movimiento repentino. Se quedó congelada un momento, dirigiendo su mirada hacia él. Él también estaba congelado, pero elevó los ojos y el mentón un poco, señalando la ladera que estaba encima de ellos.
Ella lo vio y lo escuchó entonces, un leve desmoronamiento de tierra cayendo que se desprendió y golpeó la cornisa que había al lado de su pie con un pequeño golpeteo de piedras. Fue seguido de silencio, excepto por la llamada de los cuervos. Estaba más alto, pensó, aunque los pájaros estaban más cerca. Habían visto algo, pensó.
Estaban cerca. Un cuervo se abalanzó de repente, como un fogonazo inquietante cerca de su cabeza, y otro chilló desde arriba.
Un repentino boom del afloramiento rocoso por encima de sus cabezas estuvo apunto de hacerle perder el pie, y se agarró a un pequeño saliente de las rocas por acto reflejo. Justo a tiempo, porque hubo un ruido sordo y estridente en ese mismo instante y algo enorme cayó en una lluvia de tierra y grava, rebotando en la cornisa cercana a ella y una explosión de aire y sangre antes de que aterrizara con un golpe en los arbustos de más abajo.
"Defiéndenos San Miguel Bendito," dijo su padre en gaélico persignándose. Se asomó hacia los arbustos aplastados más abajó- Jesús, lo que fuera que era estaba todavía vivo, luego elevó la vista.
"[!Mohawk!]" dijo una exaltada voz masculina desde arriba. No reconoció la palabra, pero conoció la voz y estalló la alegría dentro de ella.
"!Ian!" dijo. Había un silencio absoluto arriba, excepto por los cuervos, que estaban cada vez más molestos.
"Defiéndenos San Miguel Bendito" dijo una voz sorprendida en gaélico, y un instante después, su primo Ian aterrizaba en su estrecho claro equilibrándose sin dificultad aparente.
"!Eres...tú!" dijo ella. "!Oh, Ian!"
"[Prima]" la agarró y la apretó con fuerza, riendo con incredulidad. "!Dios mío, eres tú!" se echó atrás un instante para mirarla mejor y confirmarlo, riendo de nuevo con deleite, la besó fuertemente y la estrechó de nuevo. Él olía a piel de ante, porridge y pólvora y pudo sentir su corazón latiendo contra su pecho.
Oyó vagamente ruido de arañazos y cuando se soltaron se dio cuenta que su padre había saltado de la cornisa y se deslizada hacia el arbusto donde el ciervo- debía de ser un ciervo- había caído.
Se detuvo un momento al borde de la maleza- los arbustos estaban todavía aplastados, pero los movimientos del ciervo herido eran cada vez menos violentos- sacó su daga y con un comentario en voz baja en gaélico, se metió con cautela en la maleza.
"Está lleno de rosas silvestres," dijo Ian mirando por encima del hombro de ella. "Pero creo que se las arreglará para cortar su garganta a tiempo. A Dhia, fue un mal tiro y tenía miedo de..... Yo... pero qué demonios.... quiero decir. ¿cómo es qué estás aquí?" Se echó hacia atrás un poco, recorriéndola con la mirada, sonriendo cuando vio sus pantalones y zapatos de cuero para caminar, y desvaneciéndose cuando sus ojos volvieron a su rostro, preocupado en ese momento. "¿Está tu hombre contigo? ¿y los niños?"
"Sí," le aseguró. "Roger está martilleando cosas, Jem ayudándole y Mandy interponiéndose en su camino. Y sobre lo que estamos haciendo aquí...." El día y la alegría del reencuentro le había permitido ignorar el pasado reciente, pero la necesidad de explicarse hizo que la enormidad de todo la afectara de repente.
"No te preocupes, prima" dijo Ian rápidamente viendo su cara. "Puede esperar. ¿Crees que recuerdas cómo disparar un pavo? Hay un grupo de ellos que se pasean como un grupo de folk bailando "Strip the Willow" en un granero, a menos de un cuarto de milla de aquí."
"Oh, podría ser," había dejado el arma contra la pared del acantilado mientras bebía; la caída del ciervo la había golpeado por lo que la recogió comprobándola; se había golpeado el pedernal y ella lo reajustó. El movimiento más abajo se había detenido, y podía oír la voz de su padre en pequeños fragmentos a través del viento, diciendo la plegaria del cazador.
"¿No es mejor que ayudemos a papá con el ciervo?"
"Ach, no es más que un macho de un año, lo tendrá listo antes de que pestañees." Ian se asomó a la cornisa gritando. "!Me llevo a Bree a cazar pavos, _a mathair-braither-!"
Un silencio sepulcral desde abajo, y entonces un montón de crujidos y la cabeza despeinada de Jamie sale de entre las rosas silvestres. Su cabello estaba suelto y enredado, su rostro profundamente sonrojado y sangrando en varios lugares, al igual que sus brazos y manos y parecía disgustado.
"Ian," dijo en tono mesurado, pero en un volumen lo suficientemente alto para oírlo fácilmente entre los sonidos del bosque. "!Mac Ian...mac Ian.....!"
Un silencio sepulcral desde abajo, y entonces un montón de crujidos y la cabeza despeinada de Jamie sale de entre las rosas silvestres. Su cabello estaba suelto y enredado, su rostro profundamente sonrojado y sangrando en varios lugares, al igual que sus brazos y manos y parecía disgustado.
"Ian," dijo en tono mesurado, pero en un volumen lo suficientemente alto para oírlo fácilmente entre los sonidos del bosque. "!Mac Ian...mac Ian.....!"
"!Volveremos para ayudarte a llevar la carne!" replicó Ian. Saludó alegremente con la mano y agarrando el fusil miró a Bree y señaló hacia arriba con la barbilla. Ella miró hacia abajo, pero su padre había desaparecido dejando a los arbustos moviéndose agitados.
Descubrió que había perdido su habilidad para la vida salvaje; el acantilado le parecía imposible, pero Ian escalaba fácilmente como un babuino, y después de un momento de duda, le siguió, mucho más despacio, deslizándose de vez en cuando en desprendimientos de tierra y utilizando los agarres que su primo había usado.
"¿Ian mac Ian Mac Ian?"preguntó alcanzando la cima y parándose para vaciar la tierra de sus zapatos. Su corazón latía molestamente fuerte. "¿Es como yo llamo a Jem Jeremiah MacKenzie cuando me enfado con él?"
"Algo por el estilo," dijo Ian encogiéndose de hombros. "Ian, hijo de Ian, hijo de Ian...... la idea es dejar claro que eres una desgracia para tus antepasados. Llevaba una camisa sucia y devastada de calicó, cuyos mangas habían sido arrancadas, y pudo ver una gran cicatriz blanca en forma de estrella de cuatro puntas en la curvatura de su bronceado hombro desnudo.
"¿Qué es eso?" dijo ella señalando con la cabeza. Él lo miró, e hizo un gesto quitándole importancia y girándose para dirigirla a través del estrecho paso.
"Ach, no es nada" dijo. "Un Abekani bastardo me disparó con una flecha en Monmouth. Denny me la quitó un par de días después- Denzell Hunter quiero decir," añadió viendo su rostro pálido. "El hermano de Rachel. Es médico, como tu madre."
"!Rachel!" exclamó ella. "Papá me dijo que te habías casado. ¿Es Rachel tu esposa?"
Le recorrió el rostro una gran sonrisa.
"Lo es," dijo simplemente. "_Taing do Dhia_" Luego la miró rápidamente para ver si lo había entendido.
"Lo recuerdo `Gracias a Dios´"le aseguró. "Y bastante más. Roger dedicó la mayor parte del viaje desde Escocia refrescando nuestro _Gaidhling_. ¿Me dijo también Papá que Rachel era cuáquera?" le preguntó, adelantándose para pasar a través de la piedras de un pequeño arroyo.
"Sí, es cierto," los ojos de Ian estaban fijos en las piedras, pero pensó que hablaba con menos alegría y orgullo del que había tenido unos momentos antes. Lo dejó pasar, si había un conflicto, y no podía saber cuál era, y además conociendo a su primo y lo que pensaba que sabía sobre los cuáqueros, no era el momento para hacer pregunta.
Tales consideraciones no detuvieron a Ian.
"¿Desde Escocia?" dijo girando su cabeza para mirar hacia atrás por encima de su hombro. "¿Cuándo?" Entonces su rostro cambió de repente cuando se dio cuenta de la ambigüedad del "cuándo", e hizo un gesto de disculpa desechando la pregunta.
"Abandonamos Edimburgo a finales de Junio," dijo ella utilizando la respuesta más sencilla por el momento. "Te contaré el resto más tarde."
Él asintió, y por un tiempo anduvieron, a veces juntos, a veces con Ian a la cabeza, encontrando rastros de ciervos o bordeando una vasta zona de arbustos. Estaba feliz de seguirle, así podía mirarle sin avergonzarle con su escrutinio.
Había cambiado- no era de extrañar- todavía era alto y muy delgado, pero fuerte, un hombre hecho y derecho, los largos músculos de sus brazos claramente visibles bajo su piel. Su cabello castaño estaba más oscuro, trenzado y atado con una cinta de cuero, y adornado con lo que parecían plumas de pavo atada a la trenza. ¿para la buena suerte? se preguntó. Había recogido el arco y el carcaj que había dejado en lo alto del acantilado y ahora se balanceaba contra su espalda.
_Pero la expresión de ser todo un hombre no se mostraba solamente en su rostro_, pensó ella entretenida._ Está en sus extremidades y articulaciones también, curiosamente en las articulaciones de sus caderas y de sus muñecas, en su forma de caminar, en su cuello, la flexión de su cintura y sus rodillas, la ropa no lo ocultaba_ (1) Para ella el poema siempre había evocado a Roger, pero ahora identificaba a Ian y a su padre también, tan diferentes como eran los tres.
A medida que subían más y el bosque se abría, la brisa se elevó y refrescó, e Ian se detuvo haciéndole señas con un pequeño movimiento de sus dedos.
"¿Los has oido?" le susurró al oido.
En efecto, y se le erizó el pelo de su espina dorsal. Gritos pequeños y ásperos, como un perro ladrando. Y aún más, una especie de ronroneo intermitente, algo entre un gato grande y un motor pequeño.
"Es mejor que te quites las medias y te untes las piernas con tierra," susurró Ian señalando sus medias de lana. "Las manos y la cara también."
Asintió con la cabeza, dejó el arma contra un árbol y cogió hojas secas de un pedazo de tierra, lo suficientemente húmedas para frotar su piel. Ian, con la piel casi del mismo color que sus pieles de ante, no necesitaba mucho camuflaje. Se alejó silenciosamente mientras ella untaba sus manos y su cara, y cuando elevó su mirada no pudo verlo por un momento.
Luego hubo una serie de sonidos como la bisagra de una puerta oxidada moviéndose de un lado a otro, y de repente lo vio, de pie detrás de un árbol a unos metros de distancia.
El bosque pareció quedarse mudo un instante, los suaves crujidos y murmullos de hojas cesaron. Entonces se produjo un grito enfadado y ella giró la cabeza lentamente como pudo para ver un pavo sacar su cabeza azul de la hierba y mirar de un lado a otro, con las barbas rojas balanceándose, buscando al que le retaba.
Fijó la vista en Ian, que ahuecó sus manos alrededor de su boca, pero no se movió ni hizo ningún ruido. Ella mantuvo la respiración y volvió a mirar al pavo, que emitió otro ruido alto- seguido por otro como eco en la distancia. El pavo que ella estaba mirando miró hacia atrás, hacia ese sonido, escuchó un momento y se metió de nuevo en la hierba. Miró a Ian, él captó el movimiento y sacudió la cabeza muy levemente.
Esperaron durante dieciséis respiraciones lentas -contó ella- y entonces Ian volvió a emitir el sonido. El pavo salió de la hierba y cruzó el trozo de tierra y lleno de hojas, con los ojos inyectados en sangre, el pecho de plumas hinchado y la cola desplegada como en un cuento de hadas. Se detuvo un momento para permitir que el bosque admirara su magnificencia, luego comenzó a pavonearse lentamente de un lado a otro, emitiendo fuertes y agresivos gritos.
Moviendo solamente los ojos, miró hacia adelante y hacia atrás entre el pavo e Ian, que sincronizaba los movimientos con los del pavo, deslizando el arco de su hombro, congelándose, llevando una flecha hacia su mano, congelándose, y finalmente dirigiendo la flecha cuando el pájaro hacía su giro final.
O lo que debía haber sido su giro final. Ian inclinó su arco y en el mismo movimiento, soltó su flecha y emitió un grito asustado, demasiado humano, cuando un objeto oscuro cayó desde el árbol que había encima de él. Se echó hacia atrás y el pavo perdió el aterrizaje en su cabeza. Ella lo pudo ver en ese momento, una hembra, con las plumas mullidas por el miedo, corriendo por el campo con el cuello extendido hacia el macho igualmente asustado, que se había deshinchado por el susto.
Por acto reflejo, ella cogió su arma y disparó. Falló y ambos pavos desaparecieron entre los helechos, haciendo ruidos que sonaban a un pequeño martillo golpeando un trozo de madera.
Por acto reflejo, ella cogió su arma y disparó. Falló y ambos pavos desaparecieron entre los helechos, haciendo ruidos que sonaban a un pequeño martillo golpeando un trozo de madera.
Los ecos desaparecieron y las hojas de los árboles volvieron a su murmullo. Miró a su primo, el cual miraba su arco, luego a través del campo abierto donde su flecha se había clavado absurdamente entre dos rocas. La miró y ambos estallaron en risas.
"Bueno," dijo filosóficamente. "Esto nos pasa por dejar solo a Tío Jamie recogiendo rosas."
"Bueno," dijo filosóficamente. "Esto nos pasa por dejar solo a Tío Jamie recogiendo rosas."
(1) Poema "I Sing the Body Electric" de Walt Whitman
Buenísimo !!! Gracias y permiso para.compartirlo .
ResponderEliminarAmo estos relatos !!!!
ResponderEliminarOOOh!! Dianaaa no nos hagas estooo!!. Con cada relato del libro 9, mis ansias aumentan!!, este libro sera total como los anteriores!.
ResponderEliminarTodavía no hay fecha de salida del libro?
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