Me habían traído el desayuno, lujoso para mi estado actual: dos pequeñas tortas de maíz recién hechas, salchichas a la parrilla envueltas en hojas de bardana, un huevo cocido todavía caliente, y un poco de la mermelada de arándanos de Amy del año anterior, en el fondo del tarro.
"La Sra. Higgins dice que le mandemos de vuelta el tarro vacío" me informó Jemmy entregándomelo. Solo un ojo estaba pendiente del tarro el otro lo estaba en el gran tronco que había estado oculto por la oscuridad durante la noche anterior. "!Guau" ¿qué clase de árbol es ese?"
"Un álamo" dije cerrando los ojos en éxtasis ante el primer bocado de la salchicha. El gran tronco tenía aproximadamente sesenta pies de largo. Había sido más largo antes de que Jamie hubiera quitado madera de la parte superior para la construcción y para leña. "Tu abuelo dice que tenía más de cien pies antes de caer"
Mandy estaba tratando de subir al tronco; Jem le dio un empujón casual y se inclinó para mirar a lo largo del tronco, liso y pálido en su mayor parte, pero con restos de corteza aquí y allá y pequeños restos de setas y musgo.
"¿Se cayó con una tormenta?"
"Sí" dije. "La parte superior fue alcanzada por un rayo, pero no sé si se trata de la misma tormenta que lo derribó. Pudo morir por el rayo y la siguiente tormenta grande lo hizo caer. !Mandy ten cuidado!"
Se había puesto de pie y caminaba a lo largo del tronco, con los brazos en cruz como una gimnasta, un pie delante del otro. El tronco tenía unos cinco pies de diámetro en ese punto, había mucho espacio pero se daría un buen golpe si se caía.
"Cariño" Roger había estado mirando a la casa con interés, se acercó y la quitó del tronco. "¿Por qué, no recogéis más leña Jem y tú para la abuela? ¿Recuerdas cómo era la leña?"
"Sí, por supuesto" Jem parecía orgulloso. "Le enseñaré cómo hacerlo"
"!Sé como hacerlo!" dijo Mandy frunciendo el ceño.
"Tienes que tener cuidado de las serpientes" la informó.
Se animó de inmediato olvidando el enfado.
"!Quiero ver una serpiente!"
"Jem...." comenzó Roger pero Jemmy puso los ojos en blanco. "....Ya lo sé, Papá" dijo. "Si encuentro una pequeña la dejaré que la toque, pero no si tiene cascabel o es una boca de algodón"
"Oh, Jesús" murmuró Roger mirándoles mientras se iban de la mano.
Tragué el último trozo de maíz, lamí la mermelada azucarada de la comisura de mi boca y le dirigí una mirada comprensiva"
"No murió nadie la última vez que vivisteis aquí" le recordé
[Gracias a Jean Marunich por la foto de esta ajetreada abeja]