24 de mayo de 2020

#DailyLine (ADELANTO) Libro 9. Marineros.

Fuente/Source: Diana Gabaldon


Escuchaba a medias el canto proveniente de la cocina mientras molía salvia, consuelda y sello de oro a una pasta polvorienta y aceitosa en la consulta. Era el crepúsculo, y si bien el sol caía cálido sobre las tablas del piso, las sombras eran frías. 

El teniente Bembridge le estaba enseñando a Fanny la letra de "Verdes crecen los juncos". Su voz era la de un tenor, verdadero y claro, que hizo que Bluebell lanzara un canto a la tirolesa cuando él tocaba una nota alta, pero yo lo disfrutaba. Me recordaba a cuando trabajaba en el hospital Pembroke, enrrollando vendas y preparando los kits quirúrgicos con las otras estudiantes de enfermería, mientras la melodía se filtraba con la niebla amarilla a través de la delgada ranura de la ventana abierta. En la parte baja había un patio y los pacientes ambulatorios se sentaban allí cuando el tiempo estaba bueno -o no tanto- a fumar, cantar y conversar para pasar el tiempo.

"Dos, dos, los niños blancos como un lirio,
Vestidos todos de verde, O-
Uno es uno y está solo
¡Y siempre será así!"

En 1940, la canción, amortiguada por la niebla, era a menudo interrumpida por toses y maldiciones roncas, pero siempre había alguien que lograba llegar al final de ella.

Los tenientes Bembridge y Esterhazy tenían diechiocho y diecinueve años, respectivamente, vigorosos y con buen estado de salud, y con la alegre ayuda de Bluebell habían logrado hacer tanto ruido que no alcancé a oír la puerta abrirse, ni los pasos en el pasillo, y me sorprendí tanto cuando dejé de mirar mi mortero y vi a Jamie en la puerta, que dejé que la maneta de piedra cayera directamente sobre mi pie.

"¡Au! ¡Por los clavos de Cristo!" Salté con un solo pie de detrás de la mesa y Jamie me atajó con un brazo.

"¿Estás bien, Sassenach?"

"¿Te parece que estoy bien? Me he roto un metatarsiano."

"Te compraré uno nuevo la próxima vez que vaya a Salisbury", me aseguró, soltándome el codo. "Mientras tanto, tengo todo en la lista, excepto... ¿Por qué hay ingleses cantando en mi cocina?"

"Oh. Eh, bueno..." No era que no hubiera pensado en su respuesta a dos oficiales navales de Su Majestad echando una mano a la economía doméstica, pero pensé que tendría tiempo de explicarle antes de que él se encontrara con ellos. Apoyé mi trasero contra el borde de la mesa, levantando del piso mi pie herido.

"Son dos jóvenes tenientes que solían navegar con el Capitán Cunningham. Fueron dejados en tierra, o abandonados, o algo así -de todas maneras, han perdido su barco, y no es época para encontrar otro hasta marzo o abril, entonces vinieron al cerro a quedarse con el Capitán. Elspeth Cunningham me los prestó para los quehaceres, como forma de pago por haberla ayudado con su hombro dislocado."

"Elspeth, ¿verdad?" Afortunadamente, parecía divertido en lugar de estar molesto. "¿Tenemos que alimentarlos?"

"Bien, les he estado dando almuerzo y una cena ligera. Luego se van de regreso a la cabaña del Capitán, y regresan al día siguiente a media mañana. Han reparado la puerta del establo," le dije extenuada, "dieron vuelta la tierra de mi jardín, cortaron madera, y han llevado todas las rocas que tú y Roger excavaron del campo superior hacia el invernadero y-"

Hizo un leve gesto, indicando que aceptaba mi decisión, y que ahora le gustaría cambiar el tema de la conversación. Lo cuál hizo besándome y preguntándome qué había de cenar. Olía a polvo, cerveza, y ligeramente a canela. 

"Creo que Fanny y el teniente Bembridge están preparando burgoo (1). Tiene carne de cerdo, de venado, y ardilla -aparentemente, debes tener al menos tres tipos de carne para que sea un burgoo propiamente dicho- pero no tengo idea qué más han puesto en él. Sin embargo, huele bien."

El estómago de Jamie hizo ruido.

"Sí, huele bien", dijo pensativo. "¿Y qué piensa Francis de ellos?"

"Creo que está un poco enamorada", dije en voz baja y echando una mirada al pasillo. "Cyrus vino de visita ayer, mientras ella les servía el almuerzo a los tenientes, y ella le pidió que se quedara, pero él en su lugar se irguió hasta alcanzar su altura máxima, los fulminó con la mirada, dijo algo rudo en gaélico -no creo que ella lo haya entendido, pero no era necesario- y se fue. Fanny se puso completamente colorada -por la indignación- y les sirvió a los tenientes la tarta de manzanas y pasas de uvas que era para Cyrus."

"(Preferible una langosta que soltera," en gaélico) dijo Jamie, y se encogió filosóficamente de hombros. Preferible una langosta que soltera.

"No piensas eso en realidad, ¿verdad?" le pregunté, curiosa.

"En el caso de la mayoría de las muchachas, sí," dijo. "Pero quiero a alguien mejor para Frances, y no creo que un marinero británico sea suficiente. ¿Dices que se marcharán cuando llegue la primavera?"

"Por lo que entendí, sí. ¡Auuh!" Masajeé con cuidado el tierno y palpitante hematoma en mi pie. El mortero me había golpeado en la base del dedo gordo del pie y mientras que el dolor original había disminuído un poco, tratar de apoyar el pie o doblar los dedos resultaba en una sensación de alambre de púas siendo pasado por entre mis dedos.

"Siéntate, a nighean," me dijo, y empujó la gran silla acolchada, que Brianna había bautizado La Silla Kibitzer, hacia mi. "Traje algunas botellas de buen vino de Salisbury, supongo que una de ellas hará que tu pie se sienta mejor."

Lo hizo. También logró que Jamie se sintiera mejor. Podía ver que había regresado a casa cargando algo, y sentí un pequeño nudo en mi propio corazón. Me lo diría cuando estuviera listo."

(1) Burgoo: Un estofado o una sopa espesa. Combinación de carne y verduras. Plato típico de Estados unidos.


 

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