16 de abril de 2020

El dolor une a Roger e Ian en Outlander; Diana Gabaldon nos explica por qué ya no encajan en sus propias vidas

Fuente/Source: Parade

Estábamos en las postrimerías de la Batalla de Alamance en el Episodio 8 de la Temporada 5 de Outlander y Jamie Fraser estaba intentando asimilar la pérdida de su padrino Murtagh Fitzgibbons, muerto tras haberle salvado la vida; Roger tenía síntomas de Síndrome de Estrés Postraumático, y sufría recuerdos recurrentes de su ahorcamiento, lamentándose al mismo tiempo de la pérdida de su voz; y el Joven Ian había vuelto después de haber vivido con los Mohawk, y también él estaba en duelo por una pérdida de la que se negaba a hablar. Por tanto, fue un episodio que nos presentó tres hombres rotos.

Diana Gabaldon nos dijo en exclusiva a Parade.com: "El dolor es una cosa tangible, y la pérdida tiene forma. Ninguno de los dos son vacío; son cosas concretas y definidas que hay que asimilar, y al hacerlo, nos readaptamos y nos rediseñamos para poder incorporar en nuestro ser esta cosa nueva, extraña, nociva, que se ha unido a nosotros".


Durante toda la temporada, la más importante aportación de Roger fue su arte para el canto. La última vez que le vimos antes de participar en Alamance, le cantó "Clementine" a Jemmy, y se puso mucho énfasis en remarcar que Jemmy estaría impaciente esperando a que su padre volviera para cantarle más canciones. 

Dice Gabaldon: "Para Roger, perder su voz es una tragedia enorme. Había hecho modestos progresos para adquirir las habilidades más elementales de un hombre del siglo XVIII, pero su aptitud para cantar es una de las cosas en las que es verdaderamente bueno. Era el aspecto que definía su personalidad y su vida, o al menos eso piensa. No puede soportar la idea de intentar hablar y no ser capaz de hacerlo". 

Lo que más desea Brianna es que su marido vuelva a ella, y por mucho que Roger quiera ser el hombre que ella necesita, parece que no consigue volver a la normalidad, incluso cuando Brianna le regala un avión de papel en el primer aniversario de su boda. 

Añade Gabaldon: "está constantemente rememorando lo que ha perdido y los dolorosos recuerdos de cómo lo perdió, con esa astuta metáfora del flashback en forma de película muda. Bajo un peso tan insoportable, piensa que volver a reconectar con alguien es imposible, ni siquiera con su esposa y familia. 


El retorno del Joven Ian es la sorpresa del episodio. Cuando accedió a convertirse en miembro de la tribu Mohawk para que liberaran a Roger, Ian juró que se quedaría para toda la vida. Por eso su aparición en el Cerro Fraser es una sorpresa, y todavía más cuando revela que ha venido para quedarse. 

Dice Gabaldon: "Ian Murray ha perdido lo que era más importante para él. No se nos explica con detalle cuál es dicha pérdida, pero tanto nosotros como Roger suponemos que lo que ha perdido es a su esposa, a la que nosotros no conocemos. Ian posee todas las cualidades del hombre del siglo XVIII de las que Roger carece, pero ya no tiene a su esposa. Y Roger sí". 

Continúa: "Ninguno de los dos lleva bien su pérdida y su dolor. Ambos rechazan los gestos bien intencionados de familia y amigos. Saben que ya no encajan. No solo en la estructura de la familia que desea acogerles y sanarles, sino que no encajan ellos mismos en sus propias vidas". 

Por tanto, Jamie tiene la idea de enviar a los dos hombres juntos a reconocer las tierras que ha recibido Roger de parte del Gobernador Tryon en su intento de compensar de alguna manera el error cometido con él. 

Dice Gabaldon: "Les vemos luchando a los dos de una forma más o menos paralela, hasta el punto de que se encuentran solos en el bosque, alejados de aquéllos que con su mejor intención quieren ayudarles, pero que no entienden nada. Pero ellos sí se entienden mutuamente. Se pelean, pero haciéndolo, se entienden".


El ajuste de cuentas entre ellos llega cuando Roger se despierta por los ladridos de Rollo. Ian nunca ata a su perro, pero ahora lo ha hecho, y eso hace que Roger sospeche que pasa algo. Busca a Ian, y descubre que éste está intentando suicidarse bebiendo un té hecho con la cicuta que había robado de la colección de hierbas de Claire. 

Ian, obviamente sufriendo por su pérdida, le pregunta a Roger qué es lo que vió en ese último momento cuando tenía la cuerda alrededor del cuello. Roger contesta: "la cara de Brianna", y así Ian se da la cuenta de que incluso en la muerte no hay escape a la agonía que está atravesando 

Como conclusión, Gabaldon dice: "Cada uno de los dos consigue dar un paso atrás, salir de su pena propia durante un momento con el fin de reconocer la pérdida del otro, aunque sea solo momentáneamente, y luego volver juntos al lugar que solían considerar su hogar, todavía no curados, pero con la fuerza suficiente para luchar". 

Cuando vuelven al Cerro Fraser, Roger le dice a Bree que ya nunca será el mismo hombre que antes, pero ella ve el cambio en él, e interpreta que, con un poco de fortuna, puede ser el primer paso a esa nueva normalidad. 

"Es como dice Samuel Beckett: 'Hay que seguir. No puedo seguir. Seguiré'".

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