27 de diciembre de 2015

#DailyLine Libro 9 (ADELANTO): Tarea difícil.

Fuente/Source: Diana Gabaldon

#DailyLines #NovenoLibro #PequeñoPresenteDeNavidad #YTúCreesQueTuCenaDeNavidadFueMuchoTrabajo #FelizAñoNuevo 

El vapor de mi respiración se tornó blanquecino dentro del cobertizo de ahumado. No se había encendido ningún fuego aquí dentro por más de un mes, el aire tenía el olor amargo de la ceniza y un dejo de sangre vieja.

"¿Cuánto crees que pesa esto?" Brianna posó ambas manos sobre el hombro del enorme cerdo blanco y negro que yacía en la rústica mesa contra la pared, y de manera experimental, colocó su propio peso contra el animal. El hombro se movió ligeramente -el rigor mortis había desaparecido hacía tiempo, a pesar del clima frío- pero el cerdo en sí no se movió ni una pulgada.

"A modo de conjetura, originalmente pesaba más que tu padre. ¿Tal vez 300 libras?" Jamie se había encargado de sangrar y quitar las entrañas del animal en el momento de su muerte; probablemente eso había aligerado su peso en poco más de 100 libras, pero aún así, era muchísima carne. Una reconfortante idea para las provisiones de invierno, aunque de momento era algo desalentador.

Desenrollé la tela en la que llevaba mis instrumentos quirúrgicos grandes; esto no era el tipo de trabajo que se hace con un gran cuchillo de cocina. 

"¿Qué piensas de los intestinos?" pregunté. "¿Se podrán usar?"

Brianna arrugó la nariz, considerando la idea. Jamie no había sido capaz de cargar más que la misma carcasa -de hecho, la había arrastrado- pero había sido considerado y había logrado salvar 20 o 30 libras de intestinos. Había vaciado su contenido de manera precaria, pero dos días envueltos en lona no habían mejorado en nada la condición en la que se encontraban las entrañas, que de por sí no son sabrosas ni siquiera limpias. Les profesé una mirada dudosa, y las coloqué dentro de un recipiente con agua y sal para remojar toda la noche, con la esperanza que el tejido no se hubiera degradado tanto como para impedir usarlo como envoltura de embutidos.

"No lo sé, mamá," dijo Bree a regañadientes. "Creo que ya están un tanto pasadas. Aunque tal vez podamos rescatar algo de ellas."

"Si no se puede, no se puede." Tomé la sierra de amputar más grande y chequeé su filo. "Después de todo, siempre podemos hacer chorizos cuadrados." Los chorizos entubados eran mucho más fáciles de preservar; una vez que eran ahumados correctamente, se mantenían por mucho tiempo. Las hamburguesas de chorizo también funcionaban, pero la manera de preservarlas demandaba mucho más cuidado, y debían ser preservadas en barriles o cajones de madera con capas de grasa en el medio, para que se mantuvieran...No teníamos barriles, pero...

"¡Grasa de cerdo!" exclamé, levantando la mirada. "Madita sea, me había olvidado de eso completamente. No tenemos un caldero, excepto el de la cocina, y no deberíamos usarlo para esto." Extraer la grasa demandaba mucho tiempo, y el caldero de la cocina nos suministraba al menos la mitad de nuestra comida que debía ser cocinada, sin mencionar el agua caliente.

"¿Podemos pedir uno prestado?" Bree echó una mirada hacia la puerta, desde la cuál se vió un destello de movimiento. "¿Jem, eres tú?"

"No, soy yo tía." Germain asomó la cabeza, olfateando con cautela. "Mandy deseaba visitar al pequeño de Rachel, y el abuelo dijo que podría ir si Jem o yo la acompañábamos. Decidimos la suerte, y Jem perdió."

"Oh. Está bien. ¿Irías hasta la cocina a buscar la bolsa de sal que se encuentra en la consulta de la abuela?"

"No hay," dije, agarrando al cerdo por una de las orejas y colocando la sierra en el pliegue del cuello. "No quedaba mucha, y usamos la mayoría para colocar los intestinos del cerdo en remojo, debe quedar solo un puñado. Vamos a tener que pedir prestado eso también."

Moví la sierra a través del primer corte, y fue placentero descubrir que a pesar de que la membrana entre la piel y el músculo estaba un poco blanda -la piel se resbalaba un poco si le dabas tratamiento brusco- la carne por debajo de ella todavía seguía firme.

"Te diré una cosa, Bree," le dije, empujando la sierra a medida que sentía cómo los pequeños dientes de la misma cortaban los huesos del cuello, "llevará algo de tiempo hasta que logre tener esto cuereado y cuarteado. ¿Por qué no te das una vuelta y te fijas quién de las mujeres es capaz de prestarnos un caldero por un par de días, y media libra de sal también?"

"Muy bien," dijo Bree, aprovechando aliviada semejante oportunidad. "¿Qué deberíamos ofrecerle a cambio? ¿Uno de los jamones?"

"Oh, no, tía," dijo Germain, bastante sorprendido. "¡Eso es demasiado por prestarnos un caldero! Y de todas maneras, no deberías ofrecerle nada," añadió, con sus pequeñas y claras cejas fruncidas. "Los favores no se negocian. Ella sabrá que le darás lo que le corresponde."

Bree le propinó una mirada al niño, entre inquisidora y divertida, y luego dirigió su mirada hacia mi. Asentí con la cabeza.

"Veo que he estado ausente demasiado tiempo," dijo ligeramente, y, dándole una suave palmada en la cabeza a Germain, desapareció a hacer su mandado.   

22 de diciembre de 2015

#DailyLine RELATO: Hal y Minnie

Fuente/Source: Diana Gabaldon


#DailyLines #Novela #MinnieYHal #MinnieYSuPadre #SinTítuloTodavía #ProbablementeEN2016 #PatronesDeSupervivencia

"..Ma chére..Puedo oler a un hombre en ti a una milla de distancia. E incluso cuando no estoy aquí.... lo estoy." Elevó una ceja y la miró. Ella olfateó, apuró su vaso y se sirvió otro.
¿De veras? Se sentó y lo examinó, su propio rostro cuidadosamente inexpresivo. Era cierto que él tenía informadores en todos sitios, después de escucharle hacer negocios durante todo el día detrás del biombo chino, soñaba con arañas durante toda la noche, ocupadas en sus redes. Hilando, escalando, cazando a lo largo de los pulcros caminos secretos escondidos entre la seda pegajosa. Y en ocasiones solamente colgando ahí, redondas como las canicas en el aire, inmóviles. Mirando con sus millares de ojos.
Pero las arañas tenían sus propias preocupaciones y ella no era parte de ellas. Sonrió de repente a su padre, haciéndole hoyuelos y se alegró de ver que un ligero malestar se instaló en sus ojos. Bajó la mirada y enterró su sonrisa en el vino.
Él tosió.
"Entonces," dijo él enderezándose. "¿Te gustaría visitar Londres, querida?"
Ella inclino su cabeza de un lado a otro, considerándolo.
"La comida es terrible, pero la cerveza no está mal. Aún así, llueve todo el tiempo."
"Podrías tener un nuevo vestido."
Eso era interesante, al final no era una excursión para comprar un libro, pero fingió indiferencia.
"¿Sólo uno?"
"Eso depende de tu éxito. Podrías necesitar....algo especial."
Eso hizo que se le contrayera la piel detrás de sus orejas.
"¿Por que te preocupas con estas tonterías?" preguntó ella, dejando su vaso con un golpe. "Sabes que no me puedes engañar más. Solo dime qué tienes en mente, y lo discutiremos. Como personas racionales que somos."
Eso le hizo reír a él pero no desagradablemente.

"Sabes que las mujeres no son racionales, ¿verdad?"
"Lo sé. Y tampoco los hombres"

"Buenos tienes parte de razón," admitió limpiándose con la servilleta una gota de vino de su mejilla. "Pero ellos tienen patrones. Y los patrones de las mujeres son......" se detuvo, entrecerrando los ojos sobre la montura de oro de sus gafas en busca de la palabra.

"¿Más complejos?" sugirió ella, pero el sacudió la cabeza.

"No, no....  de forma superficial parecen caóticos, pero de hecho los patrones de las mujeres son brutalmente sencillos"
"Si te refieres a la influencia de la luna. Debo puntualizar que cada lunático que he conocido era un hombre."
Él elevo las cejas, que empezaban a ensancharse y encanecerse para crecer rebeldes; y vio de repente que algún día sería anciano y su corazón le dio una pequeña sacudida ante esa idea.

Su padre no preguntó cuántos lunáticos había conocido ella- en el mundo de los libros esta gente aparecía una vez por semana- pero sacudió la cabeza.
"No, no, esos temas son solo cosas físicas del calendario. Quiero decir los patrones que hacen que las mujeres hagan lo que hacen. Y todos ellos confluyen en la supervivencia."


7 de diciembre de 2015

#DailyLine Libro 9 (Adelanto): Segundo domingo de Adviento

Fuente/Source: Diana Gabaldon

El segundo domingo de Adviento, encendemos la segunda vela morada, como símbolo de la esperanza que nos precede; una luz en la oscuridad, una promesa de la luz más grande que está por llegar.



#DailyLine #LibroNueve #SinTítulo #SinTerminar #SinPublicar  (No, todavía no tengo ni idea de cuándo estará listo, pero se los haré saber.)

Come Tortugas tragó el último bocado de su guiso de pavo y emitió un sonoro eructo como agradecimiento en dirección a Rachel, luego le entregó su plato, diciendo, "Más", antes de reanudar la historia que había estado contando entre bocado y bocado. Afortunadamente, era sobre todo en Mohawk, mientras que las partes que habían sido en inglés, parecían tratar sobre uno de sus primos el cual había sufrido un destripamiento parcial muy cómico a raíz de un encuentro con un alce enfurecido.

Rachel tomó el plato y lo rellenó, mirando fijamente la parte trasera de la cabeza de Come Tortugas e imaginando la luz de Cristo brillando en él. Debido a una infancia huérfana y miserable, había tenido una práctica considerable en tal discernimiento, y era capaz de sonreír amablemente a Tortugas mientras colocaba el plato recién rellenado a sus pies, sin interrumpir sus gesticulaciones.

Considerando el lado bueno, reflexionó, mirando a la cuna,  la conversación de los hombres había apaciguado a Oggy hasta adormecerloCon un vistazo que captó la mirada de Ian y un gesto con la cabeza hacia la cuna, salió para disfrutar del placer más inusual de una madre: diez minutos a solas en el retrete.

Relajada en cuerpo y mente como se encontraba, estaba reacia a volver a la cabaña. Pensó brevemente en bajar caminando hacia la Casa Grande para visitar a Brianna y Claire, pero Jenny había bajado cuando se hizo evidente que los Mohawks pasarían la noche en la cabaña de los Murray. Rachel apreciaba mucho a su suegra, después de todo ella adoraba a Oggy y quería a Ian perdidamente, pero realmente no quería la compañía de ninguno de ellos en este momento.

La noche era fría pero no glacial y llevaba un grueso chal de lana. Una luna gibosa* se elevaba en medio de un campo de gloriosas estrellas y la paz del Cielo parecía susurrar desde el bosque de otoño, con el aroma punzante de las coníferas y un aroma más suave de las hojas moribundas. Se abrió paso con cuidado por el sendero que conducía al pozo, se detuvo a por un trago de agua fría y luego continuó, llegando, un cuarto de hora después, al borde de una formación rocosa desde la cual, de día, se divisaban las montañas y valles interminables. De noche, era como estar sentado en el borde de la eternidad.


La paz se filtró en su alma con el frío de la noche, ella la buscó y le dio la bienvenida. Pero todavía, en contraste con la gran tranquilidad que la rodeaba, había una parte inquieta en su mente y un ardor en su corazón.

Ian nunca le mentiría. Él se lo había dicho y ella le creyó. Pero no era lo suficientemente tonta como para pensar que eso significaba que él le había contado todo lo que podría querer saber. Y ella tenía muchas ganas de saber más sobre _Wakyo´tenyensnohnsa_, la mujer Mohawk que Ian había llamado Emily... y había amado.

Quizás ella estaba viva, quizás no. Si ella vivía... ¿cuál podría ser su situación?

Por primera vez, se le ocurrió preguntarse qué edad podría tener Emily, y cómo sería. Ian nunca lo había mencionado; ella nunca lo había preguntado. No había parecido importante, pero ahora...

Bien. Cuando lo encontrara solo, se lo preguntaría, sin más. Y con determinación, giró su cara hacia la luna y su corazón hacia su luz interior y se preparó para esperar.

[fin de la parte]

*Luna gibosa: (gibbous moon): fase intermedia entre la luna creciente y la luna llena. 

6 de diciembre de 2015

#DailyLine Libro 9 (Adelanto): Prima Amaranthus

Fuente/Source: Diana Gabaldon


#DailyLines #LibroNueve #NoTodavíaNoEstá #LoDiréCuandoEsté #MantenedLaRespiración 
#PrimaAmaranthus #LaViudaDeBenjamin





Aún así, quitó su mano del pestillo y se giró. Esperaría un cuarto de hora, decidió. Si algo terrible fuera


a pasar, seguramente sería rápido. No debería dilatarse en el pequeño jardín del frente, ni mucho


menos estar escondiéndose debajo de las ventanas. Bordeó el patio y caminó por el lado de la casa, 


hacia la parte trasera.


El jardín trasero era de buen tamaño, con una huerta, con las verduras ya cosechadas para el 


invierno, aunque aún se dejaban ver algunos repollos. Al final del jardín se veía un pequeño cobertizo 


de cocina, con una enramada de parra podada en un costado, y un banco a su lado. Sentada en el 


banco se econtraba Amaranthus, quién sostenía al pequeño Trevor contra su hombro, palmeándole la 


espalda de manera metódica.


"Oh, hola," dijo, divisando a William. "¿Dónde está tu amigo?"


"Dentro de la casa," contestó. "Hablando con lord John. Pensé en esperarlo, pero no quiero


molestarte." Giró para marcharse, pero ella lo detuvo levantando la mano, para luego continuar


palmeando la espalda del niño.


"Siéntate," le dijo, mirándolo con interés. "Así que tu eres el famoso William. ¿O debo llamarte


Ellesmere?"


"Ciertamente. Y no, no tienes que llamarme así." Con precaución, se sentó a su lado. "¿Cómo está el


pequeño?"


"Extremadamente lleno," dijo con una pequeña mueca. "En cualquier momento... oh, allí está." Trevor


dejó escapar un fuerte eructo, acompañado con leche que corrió por el hombro de su madre.


Aparentemente, las explosiones de este tipo eran comunes, William se percató que ella tenía un paño


colocado sobre el hombro, listo para recibir tales cuestiones, aunque el tamaño del paño parecía


inadecuado para el volumen de la producción de Trevor.


"Alcánzame eso, ¿quieres?" Amaranthus cambió al pequeño de un hombro al otro de forma experta y 

señaló con la cabeza hacia otro paño arrugado que estaba en el suelo cerca de sus pies. William lo 

recogió con cautela, pero parecía estar limpio....por el momento.

"¿No tiene niñera?" preguntó, tendiéndole el paño.

"La tenía," dijo Amaranthus, ceñuda mientas limpiaba el rostro del niño. "La despedí."

"¿Alcoholismo?" preguntó, recordando lo que Lord John había dicho sobre la cocinera.

"Entre otras cosas. El alcohol, en ocasiones...... la mayor parte de ellas, y lo cochina que era en sus 
formas"

"¿Cochina de sucia o.....er....... o que carecía de exigencia en la relación con el sexo contrario?"

Ella rió, a pesar de la pregunta.

"Ambas. Sí todavía no hubiera sabido que eras hijo de Lord John, esa pregunta me lo hubiera dejado 

 claro. O casi." Se enderezó, ajustándose la bata. "Por la forma de preguntarlo, más que por la

pregunta en sí. Todos los Greys, al menos los que yo conozco, hablan así"

"Soy hijastro de su excelencia," contestó tranquilamente. "Cualquier parecido en el discurso debe ser 

cuestión de haber estado expuesto a ello, más que de herencia"

Ella emitió un pequeño sonido de interés y le miró con una ceja elevada, sus ojos variaban entre el 

gris y el azul, pudo comprobar.  En ese momento se igualaban a las palomas grises bordadas en su 

bata amarilla.

"Es posible," dijo ella. " Mi padre dice que un pájaro pequeño, un fringílido, aprende su canto de sus 

padres, si coges un huevo de un nido y lo pones en otro unas millas más lejos, el polluelo aprenderá 

los cantos de sus nuevos padres, en lugar del de aquellos que pusieron el huevo"

Reprimiendo cortésmente el deseo de preguntar por qué alguien pudiera preocuparle los fringílidos 

en cualquier caso, simplemente asintió.

"¿No tiene frío, señora?" preguntó. Estaban sentados al sol, y el banco de madera estaba cálido bajo 

sus piernas, pero el aire que les azotaba la parte posterior del cuello era frío, y él sabía que ella no 

llevaba nada debajo, excepto un camisón bajo su bata bordada. El pensamiento le trajo a la mente 

vívidamente el recuerdo de la primera visión que había tenido de ella, con su pecho blanquecino 

expuesto, y apartó la mirada, tratando de pensar instantáneamente en otra cosa.

"¿Cuál es la profesión de su padre?" preguntó al azar.

"Es naturalista, cuando se lo puede permitir" contestó. "Y no, no tengo frío. Hace siempre mucho calor 

en la casa, y no creo que el humo de la chimenea sea bueno para Trevor. Le hace toser."

"Quizás la chimenea no esté funcionando adecuadamente. Dijo "cuando se lo puede permitir". 

¿Qué hace su padre cuándo no se puede permitir seguir sus...... intereses particulares?"

"Es librero" dijo con un pequeño tono de desafío. "En [¿Nueva York?¿New Jersey?¿Filadelfia?]"

"Es ahí donde conocí a Benjamin" añadió ella con un pequeño pellizco en su voz. "En la tienda de mi 

padre." Giró la cabeza ligeramente para ver el efecto que causaban estas palabras. ¿Desaprobaría 

él la relación  sabiendo que era la hija de un comerciante?.... Realmente no.. pensó él con ironía....en 

estas circunstancias.....

"Tiene mi más profundas condolencias por la pérdida de su marido, señora" dijo él. Se preguntó lo 

que ella sabía.... o le habían contado... sobre la muerte de Benjamin, pero parecía poco delicado 

preguntar. Y sería mejor averiguar lo que Papá y tío Hal sabían sobre ello antes de adentrarse 

en terrero peligroso.

"Gracias." Ella miró hacia otro lado, bajó la mirada pero pudo ver su boca, una boca bastante bonita, 

cerrada de una forma que hacía ver que estaba apretando los dientes.

"¡Malditos Continentales"! dijo ella con una violencia repentina. Subió la cabeza y pudo ver a través de 

sus ojos llenos de lágrimas que los mismos centelleaban de rabia. "!Malditos sean ellos y su filosofía 

idiota! Obstinados, majaderos, charlatanes traidores...... yo...." Paró de forma repentina, percibiendo 

su sorpresa.

"Le pido perdón, milord" dijo con rigidez. "Yo....estaba superada por mis emociones"


"Muy....adecuado" dijo con torpeza. "Quiero decir..... muy comprensible, dadas.....las circunstancias."

Miró hacia un lado, hacia la casa, pero no había sonidos de puertas que se abrían o de voces que se 

alzaban en despedida. "Puede llamarme William, dado que.... somos.....primos, ¿verdad?"


"Verdad. Tu debes llamarme prima Amaranthus, entonces...es una planta," añadió con un pequeño 

aire de resignación de alguien que está obligado a dar esa explicación frecuentemente."Amaranthus 

palmeri. De la familia de los Amaranthaceae. Comúnmente conocidos como bledos."




Anotaciones:

Diana Gabaldon utiliza el término banyan que hemos traducido por bata.

El banyan es una prenda masculina de origen persa y asiático, que se introdujo en la moda europea en el siglo XVIII. Proveniente de la palabra “gujarati” que significa “mercader hindú,” el banyan es un traje masculino de mangas anchas, típicamente suelto, abrochado a un costado, e inspirado en los kimonos japoneses que la Compañía Holandesa de las Indias Orientales había importado a Europa. Como piezas del vestuario masculino favorita por los intelectuales de aquella época, aquí revisamos la historia de esta prenda. 

Normalmente fabricado en algodón, lino o seda, el banyan era considerada una prenda de estilo informal, especialmente para el uso dentro del hogar, sobre la camisa y los pantalones. La pieza era considerada como una bata o un camisón, y se usaba tanto en las mañanas como en las noches, aunque no para dormir.

También en esta época, una forma liviana de banyan solía ocuparse en la vida pública en temporada de verano, sobre todo en la colonia de Virginia, la primera colonia inglesa en el mundo.






Pájaro fríngilido:





Amaranthus palmeri:



1 de diciembre de 2015

TEASER de la segunda temporada de OUTLANDER

La cadena STARZ ha publicado hoy un nuevo teaser de la segunda temporada de Outlander, que se estrenará en Marzo/Abril 2016. A partir de hoy, 1 de Diciembre, la cadena comenzará #OutlanderOfferings, que brindará a sus seguidores mucho material exclusivo de la segunda temporada de la serie, como vídeos, fotografías, entrevistas al elenco, etc.

La música del teaser de Outlander, se llama "Dear God" by Lawless feat. Sydney Wayser y saldrá a la venta en Enero 2016.


Claire: Hablemos sobre el futuro, y cómo vamos a modificarlo.

Jamie: Habrá una guerra... 

Claire: Debemos detenerla, aquí en Francia.

Jamie: Hemos estado mintiendo a todos.

Claire: Debemos recordar qué es lo que está en juego. El futuro de Escocia.

Claire: ¿Crees que cambiaremos las cosas? 

Jamie: Dime tú, Sassenach. Tú eres la que viene del futuro.