Fuente/Source: Mashable
Traducción: Rosana Ardanaz Arranz
ESTA HISTORIA CONTIENE SPOILERS DE LA T3E11, “INEXPLORADO”
Las películas ambientadas en el pasado han tenido siempre una relación incómoda con el consentimiento. Fueran históricas o de ficción, los creadores siempre utilizaron la sumisión de las mujeres como una forma de enfatizar los peligros de la época o la maldad infinita del antagonista (véase Juego de Tronos).
Pero como Mo Ryan, de Variety, apunta en un mordaz ensayo sobre cómo trata la TV la violación, también se ha convertido en un atajo narrativo para conseguir fuerza dramática y construir el carácter de los personajes a través de todo tipo de géneros, no importa en qué períodos o ambientes estén basados.
Outlander tampoco es inmune a esto –Claire Fraser casi ni puede entrar en ningún sitio sin que un hombre malvado y lascivo intente atacarla- pero además de ser refrescantemente positiva hacia el sexo, la serie siempre ha intentado mostrar el coste físico y emocional de la violencia sexual, poniendo el foco al mismo tiempo en la desigualdad sistémica que fue la que creó la cultura de la violación. Gasta muchos minutos de valioso rodaje explorando las dificultades que las mujeres siempre han sufrido por ser tratadas como objetos en lugar de como iguales, y la ansiedad que sienten algunos hombres (independientemente de la época histórica) cuando las mujeres expresan opiniones diferentes a las suyas, ya sea la tripulación del Marsopa mirando con desdén a Claire por sus superiores conocimientos médicos o los colegas de Frank por burlarse de sus opiniones políticas.
El Episodio 11 explora esa tensión de forma fascinante; el “pirado” Padre Fogden cosifica a Claire de una forma que no es abiertamente amenazadora, pero sí lleva una sutil carga profunda que cualquier mujer puede reconocer inmediatamente. Al principio parece empático (aunque un poco excéntrico) porque claramente nunca ha superado la muerte de su mujer, pero pronto empieza a proyectar esas tendencias protectoras y posesivas en Claire, subestimando su papel como doctora (y su simple deseo de irse) y priorizando sus porpios sentimientos: un signo claro de abuso emocional.
Es muy significativo que la otra mujer en la vida del Padre Fogden, Mamacita, sienta inmediatamente el peligro cuando él se vuelve demasiado posesivo, y a su propia manera ella ayuda a Claire al exigirle que se vaya. Ya sea porque teme que su hija sea sustituida o que, por simple intuición femenina, sepa que nada bueno puede venir de la fijación del Padre Fogden con Claire, se convierte a sí misma en aliada aunque se disfrace de enemiga, utilizando el poder que ella sabe que tiene sobre el afligido Padre para crear la única vía de escape que tiene Claire en ese momento.
Afortunadamente, el destino y un banco de arena juntan una vez más a Jamie y a Claire poco después y, siguiendo al pie de la letra el libro de Diana, su reunión presenta una nueva y bienvenida oportunidad para explorar el respeto y el consentimiento.
Primero, Jamie se niega a administrar él mismo la dosis de penicilina a Claire cuando ella tiene fiebre, dudando en hacer cualquier cosa que pueda hacerla daño, y mostrando así un claro respeto a sus dotes superiores como sanadora. Dado que toda la temporada ha estado llena de hombres intentando minimizar los conocimientos de Claire, este momento es un signo refrescante de lo que ha avanzado Jamie desde la T1, en la que propinó una azotaina a su nueva esposa en lugar de tratarla como su igual. Pero ahora está totalmente seguro de sí mismo y de su relación, y por tanto, feliz de reconocer que hay muchas cosas de las que Claire sabe más que él.
Esta no es la primera vez en la que la serie ha hecho todo lo posible por poner el foco en la influencia de Claire sobre Jamie; en el episodio 8, cuando Jamie y Claire volvían con el Joven Ian a Lallybroch, el libro de Gabaldon describía los azotes que le propina Jamie al Joven Ian como castigo (para los dos, ya que a continuación Jamie le pide a su sobrino que le azote a él también), pero la serie tomó un camino diferente, al sugerir Jamie que Ian tenga que ocuparse de una tarea menor en lugar del castigo.
“Toni Graphia, productora ejecutiva, le cuenta a Mashable: “era realmente una manera de reflejar la influencia de Claire en Jamie porque, sí, en aquélla época a los niños se les azotaba continuamente, y también a las esposas. Y cuando Jamie intentó hacerlo con Claire, no funcionó. Ella termino diciéndole que no le pusiera nunca más las manos encima, que sería la única manera de que pudieran estar juntos, y ahí Jamie aprendió algo de Claire. Aunque a él le hicieron lo mismo de niño y esa era la manera de hacerlo por aquel entonces, ella le demuestra que quizá hay otras maneras de gestionarlo, y que esta no es la mejor…y por eso decidimos que fuera esa la escena específica en la que Claire demuestra su influencia sobre él”.
Es una buena manera de recordar que Jamie y Claire son compañeros, y que él no está preparado para perpetuar los mismos comportamientos dañinos que tuvieron sus padres, incluso aunque sea lo que se espera de un hombre de su tiempo. (También habla del proceso de adaptación, ya que algunas cosas que pueden ser más tolerables sobre el papel casi seguro que no se verían igual en la pantalla, especialmente en el clima actual).
Lo mismo se puede decir de la manera en que la serie trata el sexo. En “Inexplorado”, Jamie intenta inicialmente disuadir a Claire de hacer el amor cuando está claro que tiene fiebre, está herida y un poco borracha por la cantidad de jerez que el Sr. Willoughby ha puesto en la sopa, insistiendo en que no quiere “aprovecharse” de ella cuando no está bien.
Mientras que muchas series y películas han intentado idealizar estas escenas, o reírse de ellas, o simplemente ignorar los contactos entre sus personajes cuando están bebidos, para Outlander ha sido una manera de enfocar la atención en la importancia del consentimiento, especialmente cuando alguien está bajo los efectos del alcohol. El guion dice que Jamie tiene que preguntarle varias veces para estar seguro de que ella quiere de verdad tener sexo, y a Claire la deja ser protagonista para que su entusiasmo quede claro, demostrando que tiene la mente lo suficientemente clara como para echar el cerrojo físicamente a la puerta para tener privacidad.
Como decía Lauren Sarner, del The Daily Beast, en su crítica del Episodio 4, Outlander siempre tiene el consentimiento en mente en aspectos que otras series no lo tienen (y ciertamente no está de más que Outlander tenga tantas guionistas y directoras femeninas cuando otras no las tienen). En ese episodio, Jamie también se preocupó muy bien de obtener el consentimiento de Geneva Dunsany, incluso aunque ella le había chantajeado para llevarle a su cama, y era ella quien claramente se estaba aprovechando de su poder sobre él.
La escena también mostraba tanto a Jamie como a Geneva pidiendo permiso para tocarse el uno al otro, y Geneva ejercía su poder admitiendo que quería que su primera vez fuera con alguien como él, no el grotesco viejo con el que la iban a casar contra su voluntad.
Como dijo Caitriona Balfe de la escena entre Jamie y Geneva en Marie Claire: “Creo que lo enfocaron desde el punto de vista de que ésta es una joven mujer que ha decidido que va a tomar sus propias decisiones sobre quién va a ser su primer hombre. Me gustó que lo hicieran así porque le da a ella todo el poder. Creo que es posiblemente la única manera en que se podía escribir la escena de forma que funcionara”.
Y cuando Jamie y Claire se vuelven a encontrar finalmente en el episodio 6, a pesar de haber estado separados 20 años, el primer instinto de Jamie no es tratar a Claire como su propiedad y echarse encima de ella como la mayoría de los hombres de su tiempo hubieran hecho, sino que específicamente le pregunta si la puede besar, y lo convierte en uno de los momentos más románticos de la serie.
Mientras que la adaptación a la TV de Juego de Tronos ha añadido escenas de violación –y otros encuentros de consentimiento dudoso- que no existen en los libros de George R. R. Martin, es agradable que Outlander esté ahí para recordarnos ahora lo vital que es el consentimiento, especialmente cuando tantos hombres famosos necesitan tan desesperadamente que se les recuerde.